“¡Nick- NickNickNick-NickNick-Nick-Nick- Nick-elo-deon!”, así sonaba uno de las muchos jingles de este el canal de tv de paga, representado por una mancha naranja, que le dio infancia a los milénicos y que hoy recordamos con algunas de las mejores caricaturas de Nickelodeon.

Eran los años noventa (¡hace más de dos décadas!) y los tiempos eran muy diferentes. Si bien internet ya existía -y hasta lo “regalaban” en discos compactos pegados revistas de papel-, no era el gigante de la comunicación que es ahora ni estaba tan extendido, por lo que la distribución masiva de contenido todavía recaía en los medios masivos tradicionales como la televisión.

Viaje en el tiempo: recordamos las mejores caricaturas de Nickelodeon

De esta manera, los que fuimos niños entonces estábamos “sometidos” a la barra programada de cada canal; por fortuna, el plan básico de cable de entonces incluía el canal Nickelodeon, parte del conglomerado mediático Viacom, y este poseía algunas de las mejores caricaturas retro (bueno, ya hoy les decimos así) de las que tengamos memoria.

Por esta razón, cabe hacer un viaje en el tiempo para recordar a personajes como Carlitos, Krum, Heffer, Gerald, June y La Liga de la Acción, entre muchos otros, como parte del conteo de mejores caricaturas de Nickelodeon.

Rugrats

Joya de la corona del estudio Klasky Csupo (que también produce otras caricaturas retro incluidas en este conteo), esta animación presentaba las imaginativas aventuras de un grupo de bebés integrado por Tommy, Carlitos y los gemelos Philly y Lily, quienes eran atormentados por Angélica, la prima de Tommy.

A través de cada episodio, el grupo de empañalados lo mismo viajaba al pasado para conocer la historia de tradiciones como el Janucá, que burlaban las trabas de los adultos para conseguir algún objeto muy preciado. Eso sí, siempre bajo el liderazgo de Tommy y su frase inmortal “a veces un bebé tiene que hacer lo que un bebé tiene que hacer”.

Doug

La verdad Doug no era de las preferidas, ya que a veces rayaba en lo ñoño, pero cumplía su cometido de entretener. Los episodios se desarrollaban a partir de la vida de Doug, un chavito de 11 años que vivía situaciones propias de su edad: el paso de ser niño a adolescente, el acoso del gañán Rufo, el miedo por las calificaciones y un crush eterno con Paty Mayonneise.

Lo mejor de esta serie eran la combinación de situaciones cotidianas y surrealistas, por ejemplo; la vez que el hombre-codorniz (alter ego heróico de Doug) hizo que la Tierra girara más lento para crear un nuevo día, que bautizó como “Divertimingo”.

Lo que sí es cierto es que su intro era una joya:

Rocket Power

Probablemente no lo recuerden, porque ahora es un deporte bastante común (vaya, ya hasta es disciplina olímpica), pero hubo un tiempo en que la cultura del skateboarding estuvo muy de moda: era algo novedoso.

Justo a ese tiempo pertenece Rocket Power, otra de las animaciones de la casa Klasky Csupo.

La historia es protagonizada por los hermanos Otto y Reggie Rocket, Mauricio “Twister” Rodriguez y Sam “Calamar” Dullard, residentes de Costa de Océano, un pueblo playero ficticio al sur de California.

El grupito desempeña todas las disciplinas de deportes extremos: BMX, skate, roller, hockey callejero y surf, además de ir a la escuela y comer hamburguesas en el restaurante de su papá… o sea: una vida de ensueño para cualquiera de los que fuimos chamacos a finales de los 90. 

Un dato curioso de la serie es que la música estaba a cargo de Mark Mothersbaugh, líder de la banda de new wave punk Devo.

La vida moderna de Rocko

En el surreal mundo donde se desarrollaba el programa Rocko, el ualabí (un marsupial) del título, tenía como amigos a una miope y tímida tortuga, Filburt, y un buey, Heffer, quien era hijo adoptivo de una familia de lobos. Así de extraña y retorcida era esta fábula visual.

Favorito de muchos, Rocko pertenecía a esa vieja guardia de animaciones como Ren y Stimpy que no temía en mostrar cuadros grotescos y asquerosos, al mismo tiempo que entre su trama incluía guiños a las audiencia mayores y ácidas críticas a la sociedad, el corporativismo, la explotación y la sexualidad, cosas de las que lograba salirse con la suya gracias a las capas de slapstick que recubrían cada episodio de show.

Una gran serie, referencia absoluta para los que fuimos tildados de ser los niños raros del salón.

Los Castores Cascarrabias

Norbert y Dagget son dos castores hermanos que saben vivir bien: residen en una presa enorme, poseen lo último en tecnología del entretenimiento y disfrutan viendo viejas películas de espías y kung fu.

A menudo deben lidiar con sus vecinos del bosque: un oso, un lobo, una rata, entre otros animales de ese ecosistema, cada uno con sus propios problemas que asemejan muchísimo a la vida adulta en la ciudad.

Los Castores Cascarrabias fue una de las gratas sorpresas de Nickelodeon, pues a pesar de lo raro de su premisa, era una serie que se sostenía sola, logrando una gran místicas alrededor de los personajes y un humor tantito más sofisticado que el de otras series infantiles.

Aaahh!!! Monstruos de verdad

Otra gran referencia para los amantes de lo grotesco y enfermizo, pero inofensivo. Esta es una de las favoritas de entre las mejores caricaturas de Nickelodeon y también es obra de Klasky Csupo, el estudio consentido del canal.

La premisa de la historia plantea que los monstruos existen y se dedican a espantar, viviendo, por supuesto, en la basura (el parecido con Monsters Inc. es mera coincidencia).

Obvio, para poder asustar correctamente, los monstruos necesitan instrucción. Por ello hay una escuela para que los más jóvenes aprendan el fino arte de provocar gritos.

Es en ese sitio donde está nuestro grupo protagonista: Ickis, Krum y Oblina, los tres monstruos protagonistas, se meten en todo tipo de problemas al querer enorgullecer a sus padres siendo los mejores asustadores de su clase.

Oye, Arnold

Ninguna serie animada infantil ha hecho tanto por el jazz como Oye, Arnold. Basta con escuchar atentamente el score para darse cuenta de que estamos ante un trabajo impecable, que logra conjugar la actitud relajada del jazz más suave con una historia de aventuras entrañables para niños.

Muy parecida a la premisa de Doug, pero infinitamente menos ñoña, Oye, Arnold era como leer una novela juvenil, pues aunque se basaba en el realismo, las situaciones que presentaba eran harto poéticas.

Cómo olvidar la idea de libertad en el episodio del hombre-paloma, o el aprendizaje de aceptar la vida como viene o la lección de nunca dejar de intentarlo de cuando Arnold y sus amigos reciben el récord de “más intentos por romper un récord”.

Una de las grandes lecciones es cuando el protagonista sufre un asalto y eso lo motiva a aprender a defenderse. Por donde lo vean, Oye, Arnold era una serie única en su tipo y, por supuesto, se coló en nuestro corazón.

Ginger

Parte de la familia Klasky Csupo, Ginger era una especie de complemento a Rocket Power, pues se enfocaba en el mismo sector de edad (pubertad), aunque desde otro ángulo.

Ginger presentaba la historia de la niña homónima del título y sus dos amigas, Dodie y Macie, mientras iban a la escuela y lidiaban con todas las situaciones de entonces: escuela, familia, crushes imposibles y otras niñas creídas. 

Era una animación de un corte más maduro-sensible, donde se resaltaba la importancia de los vínculos y la complicidad con la familia, saber honrar y respetar las amistades, validar las propias emociones y entender la importancia del ser empático con las demás personas.

Kablam!

Otra de las locuras geniales de las mejores caricaturas de Nickelodeon. Kablam! era un show de nada y de todo, una antología de distintas historias y estilos de animación que se retacaban en la media hora que duraba el programa.

Los anfitriones eran Henry y June, dos personajes precariamente dibujados, quienes desarrollaban su propia historia mientras iban presentando shows como La vida con Loopy, Prometeo y Bob, Angela Anaconda y la genialísima, Liga de la Acción

Esta ruleta rusa de animaciones era como una plataforma de muestra para proyectos que, a futuro, lograron tener sus propios programas; esto no era raro en la casa Nickelodeon, pues incluso se hizo con otros shows como el show de Amanda Bynes, de donde saldría Drake y Josh… peeeeero esa es otra historia).

Bob Esponja

Si bien sigue vigente y se ha convertido en todo un hito cultural, Bob Esponja nació y creció entre las mejores caricaturas de Nickelodeon, por lo que tenía que estar en este conteo.

Sobra abordar la historia del personaje, porque la conocemos a fondo cada que el capitán la cuenta, pero lo que sí hay que decir es que el universo de Bob Esponja fue de las primeras referencias meta que tuvimos en nuestros televisores.

Lo anterior por las participaciones de Parche, el pirata, y su loro Potty, quienes si no mal recordamos eran un recurso sumamente socorrido en la serie durante las primeras temporadas.

Eso, junto con los juegos de palabras de los nombres de cada personaje (googlea Sandy Cheeks y entérate qué significa Arenia Mejillas en realidad), el narrador francés y los interminables memes de la serie, lo han convertido en una de nuestras absolutas preferidas de entre las mejores caricaturas de Nickelodeon.