A partir de este 15 de noviembre, la nueva cinta de Martin Scorsese se estrenará en algunos cines de la Ciudad de México (aquí te decimos en cuales), pero para que no llegues en blanco, aquí te dejamos nuestra reseña de El Irlandés.

Cuando se trata de un genio, las expectativas siempre son altas. Y tratándose de uno de la envergadura de Scorsese, lo son aún más, aunque esta esperanza conlleva la garantía de que estas se cumplirán.

Tuvieron que pasar tres años para que Scorsese regresara a la silla de director, esta vez de la mano de Netflix (quienes tendrán la cinta en streaming a partir del 27 de noviembre), para desarrollar este proyecto.

Con esta película, el cineasta regresa a un lugar que domina como pocos: el cine de mafiosos, mismo que es seguro decir que él es su mejor representante. Y no lo hace solo, pues cuenta con la triada de ases integrada por Joe Pesci, Robert De Niro y Al Pacino de su lado, así como un elenco que incluye a Bobby Cannavale, Ana Paquin, Ray Romano y Stephem Graham.

De qué va El Irlandés de Scorsese

Basada en el libro I heard you paint houses de Charles Brandt, la cinta repasa la biografía de Frank Sheeran (De Niro), un ex veterano de guerra que pasa de su empleo de camionero a convertirse en uno de los sicarios más importantes de los Bufalino, una familia criminal de Pennsylvania.

La primera parte de la cinta se enfoca en la rápida ascensión de Sheeran dentro del escalafón criminal de la mafia italiana, al convertirse en protegido y mano derecha de Russell Bufalino (Pesci). Asesinatos, extorsiones, palizas: todas estas monadas y más entraban en el repertorio de Sheeran.

Tal es su eficacia como hombre de confianza de los gangsters que su fama acaba llevándolo al lado de James Riddle “Jimmy” Hoffa, un popular sindicalista norteamericano que amasó una fortuna y poder político en EEUU gracias, precisamente, a sus nexos con la mafia.

La fina mano de Scorsese en El Irlandés

Ahora, la maestría de Scorsese cuenta esta historia a través de diferentes saltos temporales. El hilo conductor de estos es un roadtrip que Frank y y Russell realizan junto a sus esposas y cuyo final será uno de los puntos álgidos de la cinta.

Para ello, la narrativa echa mano de impresionantes efectos visuales y un cuidado diseño de producción para mostrar las distintas etapas y fases de envejecimiento de cada personaje, así como su evolución.

De esta manera, acudimos a diferentes momentos históricos de los EEUU narrados desde el punto de vista de Sheeran, entre los cuales siempre hay hombres del crimen involucrados. Ese tipo de hombres de rostros adustos y secos, que mantienen perpetuamente un carácter déspota, y quienes apenas tienen pocos o nulos destellos de ternura.

Observador agudo y ácido, Scorsese se toma su tiempo para desarrollar su historia (3:30 horas dura la cinta), cimentando los caracteres de cada uno de los personajes y dejándolos marinar en nuestra cabeza. Pero esto no es tan tranquilo como parece, ya que el director también nos receta dosis de brutalidad, descaro y fino humor negro, características que son, al mismo tiempo, rasgos de carácter ostensibles en los denominados “good fellas”.

Dentro de esta configuración de personalidades y perfiles, poco a poco confirmamos que lo que tantas veces hemos visto del mundo criminal: que el ansia y la prisa por acumularlo son el camino más rápido hacia la perdición. Vivir fuera de la ley no significa que no se viva bajo un código.

“Las cosas son como son” repiten una y otra vez los gangsters de esta historia y esa frase queda grabada a fuego y sangre en cualquiera que se atreva a desafiarla. Porque, en tanto crimen organizado, todo aquel que atente contra este orden establecido se convierte en un problema del que hay que encargarse. Y eso, en efecto, es la especialidad de Frank Sheeran.

La mano divina de Scorsese sumada a la impecable actuación de todo el elenco nos entrega una película para los amantes del cine a la antigua, el que te encierra en un mundo (un mundo despiadado, en este caso) para no soltarte hasta haber terminado contigo.

Algunas críticas señalaron a esta cinta por la ausencia de diálogos del personaje de Ana Paquin, la hija mayor de Frank Sheeran; pero, quien realmente profundice en el relato de Scorsese, sabrá ver lo inclemente que el silencio puede ser ante un hombre de la naturaleza salvaje de Frank.

Al final, Scorsese no sorprende con esta cinta y esto dicho en el mejor de los sentidos. No sorprende porque grandeza esperamos, grandeza tenemos.