Revista Chilango

Amor por los tacos

Febrero 2017

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Chilangoñol
Real Epidemia de la Lengua
Así morimos en Chilangolandia
Por: redaccion
Porque para nosotros la muerte tiene muchos nombres y otros muchos modos de referirnos a ella.

Bailó con la más flaca: Y lo bailado ya nadie se lo va a quitar.

Chupar faros: Durante la Revolución, cuando iban a fusilar a alguien, le preguntaban si quería un último deseo. Éste era normalmente fumarse un cigarro. Y fumaban faros

Chupárselo la bruja: Sinónimo: ya se lo cargó el payaso; o bien, ya se lo llevó... ¿la muerte?

Colgar los tenis: Preocuparse por no dejar nada fuera de lugar, ni siquiera los tenis.

Cuajarse: Tal como la gelatina que se endurece.

Dar el chingadazo: O sea, el último; el definitivo.

Entregar el equipo: Tendría que ser el templo, porque ''vuestro cuerpo es un santuario''. Decir equipo es más corrientón.

Estirar la pata: Una alusión al rigor mortis.

Felparse: Quedar como tapete de felpa.

Guiñarle el ojo la huesuda: Si es que te gustan anoréxicas.

Irse a otro barrio: Uno desconocido. ''Porque nadie ha muerto y regresado para contarlo''.

Irse de minero: Es decir, bajo tierra.

Llevárselo Dios pa' su rancho: No precisamente a ordeñar vacas sagradas.

Llevárselo la niña blanca: Porque hasta a la hora de la muerte somos racistas.

Pasar a abonar el pasto: Porque morir no tiene por qué no ser ecológico.

Pasar a mejor vida: La nuestra no es sino un ''valle de lágrimas''.

Pelar el gallo: En el viejo caló del hampa era huir, y como dicen: ''Quien se pela, pela el gallo''. También se pueden pelar los ojos o los dientes.

Petatearse: O ser envuelto en el petate, donde antes envolvían a los muertos.

Ponerse el traje de madera: Ese que nos hicieron a la medida.

Quedarse tieso: Sin albur.

Salir con los pies por delante: Porque morir no significa que debamos convertirnos en acróbatas.

Así morimos en Chilangolandia

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