Por Alan Luna, @AlanisMoon
A mitad de los años 2000, el emo cambió de algo selectivo, que se prefería escuchar en la tranquilidad de una habitación para apaciguar los malos ratos, a un monstruo de masas que se escudaba en negros flecos planchados, mucho delineador, y atavíos de color rosa chillante.
Pero ese “emo” popularizado, en realidad distaba mucho del punto medular del género en particular. Más bien era una mezcolanza que envolvía más happy punk que otras cosas y que, combinado con buenas campañas mercadológicas para vender una imagen particular, funcionó para marcar a toda una generación que encontraba en My Chemical Romance, aquellos ídolos que a sus padres tanto molestaban.
No obstante, para aquellos que se sumergieron en el emo verdadero, el nombre de Mike Kinsella quizá sea uno de esos intocables e incuestionables maestros musicales.
A pesar de sólo contar con un álbum en forma —el homónimo— American Football se encargó de sentar las bases armónicas para muchas bandas que, después, al momento de explorar terrenos como el math rock o el hardcore volteaban a verlos y escucharlos para saber cómo continuar.
Kinsella aportaba una guitarra inconfundible y el cúmulo de emociones que servían para validar el género: enojo, arrepentimiento, decepción y, sobre todo, nostalgia. Esa portada con una casa típica de los suburbios norteamericanos, se convertiría en un clásico que ilustraba bien la esencia de la banda.
American Football – “Never Meant”:
Hoy, Mike Kinsella ya ronda los 40. Con aventuras musicales que van desde Joan of Arc, Cap’n Jazz, Owls y la que nos compete, Owen, el ídolo emo continúa con el legado que dejó American Football.
El debut de Owen versaba sobre corazones rotos y amores perdidos, todo grabado en un estudio casero y con la baja fidelidad como estandarte principal. En este 2016, al parecer, Kinsella regresa a los viejos tiempos en donde la guitarra era protagonista y nos llevaba por ese viaje de melancolía que tan bien sabe plasmar en la música.
The King Of Whys es, por demás, un trabajo que proviene de la madurez. Ya desde el título se plantea la temática general. Las cuestiones cotidianas. El sentido de la vida. Si desde sus inicios, el compositor ya demostraba que el existencialismo era su punto fuerte, con este trabajo lo consolida.
Quizá, Kinsella ha llegado a un punto de equilibro entre la consternación saludable y simplemente aceptar las cosas. Es un disco contemplativo, un retrato perfecto de un músico que ha visto y vivido mucho en su vida y que, por primera vez, se aventura a salir de su estudio en Chicago para instalarse en Wisconsin —en el mismo lugar en donde Justin Vernon, mejor conocido como Bon Iver, graba sus canciones—, y experimentar con su guitarra.
Ayudado por S. Carey, productor también de Bon Iver y Sufjan Stevens, y The Tallest Man On Earth, el disco de Owen parece la fusión de todas las virtudes de los anteriores. Si con el Carrie & Lowell de Sufjan tuvimos casi una impresión del diario del compositor, y con el For Emma, Forever Ago de Bon Iver se puede casi palpar el ambiente de la soledad, con The King Of Whys podemos tener un poco de ambos. Es un monólogo de reflexiones, un poco de humor, y esa brillantez musical que se ha encargado de explotar una y otra vez.
El disco de Owen es uno para paladear con tranquilidad. No tiene un sencillo abrumador, no tiene un coro que se quedará en tu cabeza por el resto de la semana, en su lugar, ofrece un panorama más profundo. La semilla que germinará en respuestas, o no, la semilla que, todavía más valioso, crecerá para generar preguntas.
Y en ese infinito caudal de cuestiones, habrá, quizá, alguna que puede encajar con la existencia momentánea y entonces, habrán valido la pena las palabras que Mike Kinsella acompaña con su guitarra.
Porque no puedo imaginar una recompensa más grande, que el conectarse de alguna manera con su escucha. Y eso, nos ha demostrado el muchacho que no necesitó de maquillaje, o un rostro bonito para ser un héroe del emo. Lo sabe hacer de manera magistral.
Canciones destacadas: “A Burning Soul”, “Lovers Come and Go”, “An Island”
Álbum completo: