Por: Omar Morales @OmarInMorales

La edad de Brittany Howard ronda el cuarto de siglo, pero su voz se siente y escucha como si llevara cantando muchas más décadas. Esta mujer de piel oscura y pelo ensortijado nació dotada de un talento natural escaso, es una sirena del siglo XXI que embruja con las cuerdas de su guitarra y aparato fonador.

Brittany es generosa, su sola presencia sobre un escenario bastaría para conducirnos al llanto, pero ha escogido compartir sus virtudes con tres amigos circunstanciales. La sonoridad de este grupo se ha expandido en muy poco tiempo y hadejado atrás la austeridad armónica, sin embargoel centro de su música sigue siendo la estremecedora voz de Brittany, el decorado que la rodea es cada vez más atractivo pero sigue siendo ella quien escapa al ordinario habitual…

Alabama Shakes es un grupo que ha robustecido sus capacidades musicales en tres años de ejercicio constante, su disco debut,Boys & Girls, resultó una bomba que los embarcó en una larguísima gira. Es fácil imaginar las presiones que ejercieron sobre ellos para que de inmediato grabaran un segundo disco (la industria musical no suele desperdiciar olas de semejante tamaño), pero afortunadamente estos cuatro jovencitos resistieron y se empeñaron en componerlo y grabarlo con tiento y calma.

Si su carta de presentación fue, aunque naíf, prometedora, su nuevo disco se inserta sin dificultades entre los mejores que ha dado el rock del siglo XXI. Sound & Colour es un disco de matices, los Alabama Shakes se aferran a su gusto por el blues y rock sureño que distingue al folclor de su país, pero han sabido estirarlo hasta las fronteras del punk y la psicodelia.

Los valores musicales de Sound & Colour son bastante más complejos que los de su antecesor: las introducciones y puentes instrumentales han adquirido importancia, los ritmos y cadencias obedecen a variaciones no exploradas y el protagonismo de los teclados aumentó en beneficio de la sonoridad. Pero la voz, la voz… las capacidades interpretativas de Brittany han llegado a niveles que ni ella misma esperaba.

Elgroove ansioso de Don’t wanna fight, la rabia contenida de Gimme all your love, la sutileza acústica de This feeling,la tercia pasional, enfermiza y dolorosa que cierra el disco (Miss you, Gemini, Over my head) hacen de Sound & Colour una de las piezas fonográficas más conmovedores y entrañablesque he escuchado este año.