Por Omar Morales

Existen dos géneros musicales que, salvo algunas derivaciones indefendibles, rayan la perfección: el soul y el jazz, y si ambos son fusionados con propiedad el resultado puede ser altamente explosivo. The SoulJazz Orchestra es un gran ejemplo: este sexteto nació hace una década en Ottawa, Canadá, con un sonido basado en metales, percusiones, cantos tribales, órganos y sintetizadores del siglo pasado.

Han editado cinco discos y el recién estrenado, Solidarity,es una gran clase de geografía musical: afrobeat nigeriano de linaje Kuti, funk neoyorkino a la Brown, un toque de Carlinhos y su Sambadream brasileño, descargas cubanas con aroma a Cachao, cadencia jamaiquina heredada de Marley, y así, hasta completar la ruta de 10 tracks que siguen la huella de buena parte del mestizaje musical conquistado por los ritmos negros en el mundo, con tres invitados de lujo en las voces: el senegalés canadiense Élage M’baye, el brasileño canadiense Rômmel Teixeira Ribeiro y el jamaiquino canadiense Slim Moore.Interculturalidad con resultados apabullantes.

The SoulJazz Orchestra se basa en los géneros que le dan nombre, pero los combina sin temor alguno con todos los estilos que les vienen en gana. Por la diversidad de sus fusiones, una sonoridad lo-fi muy atinada, interpretaciones vivas de suma precisión y la enorme calidad de sus composiciones y arreglos, Solidarity es un disco que sorprende y atrapa con sus ritmos hipnóticos desde la primera escucha, de los más saludables de este año.