Por Omar Morales

Push the sky away es un disco de contrastes y contradicciones que poco tiene que ver con Dig, Lazarus, Dig!!!, el trabajo anterior de Nick Cave & The Bad Seeds, razón por la cual es muy probable que genere discordias y malentendidos. Lazarus es un disco furioso que rebosa vapores rocanroleros; Push the sky es energía controlada y una oda a la contemplación: es susurro, brisa, los efectos del primer sopor, nostalgia e incertidumbre propias del siglo

XXI; fuerza contenida en la mirada de un padre severo, en la postura de un matón que no requiere mostrar el revólver bajo la axila, la condena en las volutas de humo de una femme fatale…

“I enter the studio with a handful of ideas, unformed and pupal; it’s the Bad Seeds that transform them into things of wonder. Ask anyone who has seen them at work. They are unlike any other band on earth for pure, instinctive inventiveness.” Nick Cave

Durante casi un año Mr. Cave fue llenando una libreta con las palabras que dieron forma a las canciones de este

disco. En su lírica encuentran espacio los absurdos de la ultramodernidad, la implacable vejez, Hanna Montana, el Bosón de Higgs y el indefectible amor con sus desesperanzas y desesperaciones. Push the sky away es un disco trabajado a dos hipotálamos, escrito por Cave y desarrollado sonoramente junto al multi-instrumentista Warren Ellis. Además, es el primero que graban los Bad Seeds sin Mick Harvey, marcando el final de una relación musical de 35 años entre él y Mr. Cave. El divorcio influyó.

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Cave y Ellis han sabido enrutar su multipolaridad. Por un lado han hecho un garage rock bastante rasposo con el grupo Grinderman y por otro han ocupado buena parte de su tiempo creando música de dimensiones contemplativas para cine y teatro (los soundtracks de The Road y The assassination of Jesse James by the coward Robert Ford son sumamente efectivos).

Creo que el decimoquinto disco de estudio de los Bad Seeds es un hijo procreado entre ambos caracteres, es vulnerable y agresivo a la vez, tierno y sádico, doloroso y gratificante, lleno de movimientos y luz. Push the sky away es un trabajo sencillo en cuestiones melódicas, con arreglos que no recurren a malabarismos innecesarios y una impecable sonoridad. Fue grabado en un enorme estudio francés de acústica envidiable y producido por Nick Launay, quien conoce muy bien las obsesiones de Cave y Ellis.

No desbordaría en entusiasmo como otros reseñistas que lo han calificado como el mejor disco de Nick Cave & The Bad Seeds, más bien lo catalogaría como uno de los primeros ejercicios en los que Cave y Ellis combinan la música cinemática y la poesía, que muy probablemente desembocará con el tiempo en alguna obra maestra. Lo que sí me arriesgo a defender es la grandeza de su portada, a mi gusto la más interesante de su discografía. La música está a su nivel, muy alto, por cierto.