Por: Omar Morales @OmarInMorales

Saúl Hernández es un sobreviviente. No cualquier músico llega a los 50 años de edad y produce desde la independencia un disco doble con esta calidad y garra. Podrán o no gustarnos las nuevas canciones y las actualizaciones en directo de algunos clásicos incluidos en Mortal, pero es irrefutable la figura mítica que Saúl ha logrado moldearse en el paradigma musical mexicano después de 35 años de ponerle ideas, voz y rostro a varios grupos de nuestro rock (desde Deimos en 1979).

Saúl Hernández padeció las consecuencias de vivir los clichés de una celebridad, los excesos pueden llegar a matar y él estuvo a punto; aniquilan carreras, cuerpos, intenciones y él vio cómo su conciencia se extraviaba mientras no paraba de drogarse. Simulacros de sobredosis y VPH (virus del papiloma humano) en las cuerdas vocales llevaron su resistencia a zonas de alto riesgo… Pero sobrevivió a sí mismo, a sus adicciones, a los tumores, a las transformaciones de la industria (algunos colegas me aseguran que también ha sobrevivido a su eterna manager, Marusa Reyes) y hoy es un esmerado esposo y padre de familia que se niega a guardar silencio y sigue encantando con sus canciones como la primera vez que escuché esta grabación en un casete que me llegó de contrabando a mitad de la secundaria…

Hace 18 años conocí a Saúl Hernández. La barranca presentó su extraordinario disco debut en el extinto Bar Mata del Centro Histórico de la Ciudad de México. Los integrantes en esa etapa del grupo (José Manuel Aguilera, Alfonso André y Federico Fong) son de sus mejores colegas y amigos, así que el señor Hernández (con Caifanes en reposo y Jaguares en pleno impulso) se personó en el concierto. Musicalicé buena parte de mi adolescencia con sus canciones, Saúl es uno de esos necios que han domado al rock para que se acomode a sus palabras y creí pertinente mencionárselo. Fue amable, puso atención a mi breve perorata y agradeció los elogios.

Pero debo confesar que después del primer disco de Jaguares mi entusiasmo por su música se fue diluyendo, percibo sus grabaciones entre 1999 y 2005 (de El equilibrio de los Jaguares a Crónicas de un laberinto) dispersas e irregulares, aunque en cada uno de esos discos estén encerrados algunos de sus secretos más cáusticos: Fin, El Aislamiento y Madera, por ejemplo. Pero de 45 hacia acá (álbum que editó con Jaguares en 2008), sus composiciones e interpretaciones se acercan cada vez más a la consistencia de sus mejores formas. O por lo menos eso escucho yo…

Con 10 discos editados y 20 años de grabaciones, en 2011 Saúl Hernández presentó su primer disco solista y hace unos días salió a la venta la conclusión de lo que él mismo ha encapsulado en una trilogía que va deRemando al disco doble Mortal.

Después de ver, escuchar y leer más de 10 entrevistas que diversos medios le hicieron por el lanzamiento de este disco,me quedan claras dos cosas: que el amor de su familia y los años han convertido a Saúl en un hombre de paz, y que la mayoría de los periodistas preguntan lo mismo sin siquiera haber escuchado el disco del cual pretenden hablar.

Aquí va mi versión (y no soy periodista y sí escuche el disco en repetidas ocasiones con atención):Mortal es un disco tramposamente calificado como “nuevo material”, es en realidad un Ep de seis composiciones inéditas acompañado por 14 nuevas versiones de canciones que Saúl Hernández grabó previamente con Caifanes y Jaguares. Un trabajo con menos novedad que reciclaje,pero que resulta una obra fonográfica valiosapor seis virtudes fundamentales.

Primera: el directo. El segundo disco contiene fragmentos de un gran concierto que dio el año pasado en la Sala Nezahualcoyotl junto a Los Imposibles, Sabo Romo, Pasatono, la Sonora Santanera y una Orquesta Sinfónica, interpretando clásicos de Caifanes y Jaguares como La célula que explota yDetrás de los cerros, sesión de ejecuciones intensas registradas y mezcladas con mucha pulcritud por David Thoener. Un documento simbólico para la música popular mexicana.

Segunda: el músculo. En la primera parte de Mortal encontramos interpretaciones potenciadas de tres melodías pasadas (Por un beso,SangreyKalimán), y seis nuevas composiciones que demuestran que Saúl ha recuperado el vigor musical que patentó en los dos últimos discos de la primera etapa de Caifanes, El Silencio y El nervio del volcán. Canciones ansiosas, robustas y contagiosas que crecen y estallan.

Tercera: la armonía. Los músicos que lo acompañan (Gustavo Nandayapa en batería, Marco Rentería al bajo y Bernardo Ron en la guitarra, alias Los Imposibles), son tres bestias curtidas en el jazz que defienden con rabia las cualidades melódicas de las composiciones de Saúl, cada uno ejecuta su instrumento y realiza su labor armónica pensando en la canción y no en el lucimiento personal. El lenguaje musical de los jazzistas suele ser mucho más elástico que el de los rockeros, y aunque las estructuras de las canciones del primer disco son las tradicionales del género, Los Imposibles potencian y estiran la sonoridad con sus habilidades. Para ejemplo, escuchen los últimos dos minutos y medio de la canción Fuerte que reza “Y es que hoy estoy fuerte, más fuerte que nunca“… Armonía perfecta.

Cuarta: la textura. Después de 41 operaciones en las cuerdas vocales la voz de Saúlha adquirido un nuevo cuerpo de mayor aspereza. Está lejos de alcanzar los agudos de antaño, pero su nuevo timbre le permite acceder a un grado de dramatismo y gravedad que no tenía.

Quinta: el precio. Apesar de la crisis de ventas que sufre la industria discográfica, es común que los necios consumidores nos enfrentemos a costos desorbitados. Así que la posibilidad de comprar este disco doble a cambio de 120 pesos en su edición física o digital, merece reconocimiento.

Sexta: los huevos. ¿O quién más se atrevería a poner poner en la portada de su disco la emblemática foto de David Alfaro Siqueiros en Lecumberri tomada por Héctor García?

Mis favoritas de Mortal: Me buscaré,Por un beso yTe levantaste.