Por Omar Morales

Después de 31 años de carrera y 10 discos de estudio, Primal Scream puede ser calificada (sin pudor) como una banda de sobrevivientes. Su vocalista, principal compositor y líder espiritual, Bobby Gillespie, es célebre por sus andanzas con sustancias prohibidas (giras canceladas, conciertos desastrosos, líos con la policía), y sus colegas Andrew Innes y Martin Duffy no se quedan atrás. Ahora que han rebasado las cinco décadas de vida se mantienen desintoxicados y han grabado un disco que refleja fielmente los altibajos de su carrera, con Robert Plant (Led Zeppelin), Kevin Shields (My Bloody Valentine) y la Sun Ra Arkestra como invitados especiales.

Por su estética musical Primal Scream es un grupo admirable, son inconformes y de imaginación inquieta, nunca se han estacionado en un mismo estilo y con mucha habilidad han transitado por el rock psicodélico, el jazz, blues y la música electrónica. More Light, su décimo trabajo de estudio, es un epítome de sus ambiciones creativas. Como toda banda de largo aliento su discografía es irregular y diversa, con obras gloriosas y canciones desechables y así es este disco, lleno de claroscuros, momentos sublimes y algunos tracks que se pudieron ahorrar (episodios recurrentes en la historia del rock).

Hace cinco años que Primal Scream no lanzaba a la venta un Lp con nuevo material de estudio y puedo suponer que la energía musical acumulada en ese periodo fue la que provocó un disco tan largo y dispar. La edición estándar de More Light contiene 13 canciones en casi 70 minutos y la edición especial roza los 100, pero la diversidad estilística que distingue a estos escoceces permite que el disco fluya sin tantos obstáculos. Bobby Gillespie ha reconocido públicamente que su afición a las drogas duras desató lo peor de sus múltiples personalidades, y que más que tratar de pasarla bien lo que buscaba era la autodestrucción. Pero sobrevivió y el título de su nuevo disco tiene mucho que ver con la sobriedad que ahora transita. A mi gusto la mejor versión de Primal Scream se desborda en las canciones más luminosas deMore Light, las más funk, optimistas y de enormes coros, percusiones y secciones de metales que combaten la inmovilidad. Es un disco con mano de obra impecable, composiciones a la altura de sus mejores tiempos (el instinto musical de Gillespie no se fue con sus adicciones), ejecuciones potentes y precisas (en especial las de Andrew Innes), y grabación, mezcla y producción irreprochables al que sólo le faltó un toque de edición. Los tracks más interesantes son abrasadores (“River of pain”, “Invisible city”, “Turn each other inside out”, “Sideman”), los menos estorban y se convierten en baches (“Hit void”, “Tenement kid”, “Walking with the beast”).

More Light sorprende por el historial caótico de Primal Scream, en teoría es una banda que ya no debería existir y Gillespie podría estar muerto, pero con este disco se han reafirmado como unos de los exponentes más interesantes de su generación y contexto.

I studied songwriting just by listening to records all my life“: Bobby Gillespie.