Carlos Cervantes

Cuatro años han pasado desde que Santigold (Santogold como en aquel ya lejano 2008 se hacían llamar) llego a la escena musical y nos sorprendió con un disco calificado por muchos como extraordinario, un disco que vivió calificado en el top de casi todas las revistas, blogs y críticos de música como uno de los mejores del año. Ese primer material nos regaló grandes temas como: “L.E.S Artistes”, “Creator” y “Lights Out”, que lo convirtieron en el consentido de la controversial y muy criticada M.I.A. Este 2012, Santigold nos entrega su segundo disco Master of My Make-Believe.

El material empieza con toda la fuerza posible y “Go!” es la mejor canción que Santigold pudo elegir como apertura al momento de dar play. La compañía de Karen O en la canción hace que el disco prometa mucho y te emocione escucharlo. El efecto puede hacerte pensar que el disco merece un espacio en tu iPod o un lugar fijo en el coche.

Termina “Go!” y hábilmente empieza “Disparate Youth”, uno de los primeros sencillos que conocimos de este disco, y hasta ese momento todo va bien. Sin embargo, al arranque de “God from the Machine” la ilusión de estar escuchando un gran disco comienza a perderse y resulta lejana la idea de que “Master of My Make-Believe” pueda cambiar la sensación.

Santigold explora con muchos ritmos y sonidos, pero a pesar de ver nombres importantes como Switch y Diplo, hasta David Sitek y Nick Zinner en el disco, lo cierto es que algunas canciones pueden llegar a ser monótonas y aburridas (sin el deseo de ofender a los entusiastas de Santigold).

Y como no me gusta rendirme, dejo que las canciones sigan su curso y rescato el entusiasmo que tiene la cantante al intentar experimentar con nuevos sonidos, pero ninguna llega a ser tan relevante como para desear repetirla. Cuando llego a “The Keepers”, de inmediato siento atracción, y sin decir que se trata de la canción del año, debo confesar que fue la única que me motivó a escucharla un par de veces más. Es buena.

Un par de canciones más, el disco termina, y concluye sin marcar una diferencia… y así Santigold termina por quedarnos a deber un poco, incluso me atrevería a decir que al final decepciona.

El disco nunca termina de explotar, faltan esas canciones que nos hacen volvernos fans y querer asistir a uno de sus conciertos cuanto antes. O mejor aún, estar dispuesto a pagar para ir a un festival en otro país con tal de verla y escuchar sus canciones en vivo. Santigold debería estar preocupada, porque si no hace algo al respecto dejará de ser la consentida de M.I.A. y personas como Azealia Banks, y ellas podrían iniciar el proceso de irla dejando en el olvido, transformándose en una artista más que recordaremos únicamente por su primer disco.