PJ Harvey explora, disco con disco, cada uno de los rincones de su sonido. De su propio sonido: se sabe capaz de hacer rock brutalmente desgarrador, pop de altísima manufactura, intimaciones electrónicas, baladas, blues como el original de Chicago, muchos otros malabares. Es una artista reconocible a kilómetros sin nunca haber sonado igual. Un caso único.

Let England Shake cumple (que no sufre) con dos paradojas: es otro disco "distinto" de Polly Jean (dejándonos deseosos de que, en algún momento, haga uno "igual"), y es su disco más optimista en cuanto a lo musical, a pesar de tratar en sus letras (por vez primera) asuntos de tragedia social. Es el disco de guerra más ligero de la historia… en cuanto PJ Harvey pueda hacer algo "ligero".

Sin embargo, ninguno de estos adjetivos juegan en su contra. La inglesa intentó hacer un álbum de música marcial, con las texturas folclóricas y barrocas que aquello implica, y logró uno de los platos mejor logrados de toda su carrera. Y eso, para el que esto escribe, es decir mucho. Muchísimo.

Como dos hermosos pilares que sostienen una construcción entera, encontramos en Let England Shake dos de las mejores de Harvey (jamás): "The Words That Maketh Murder", el sencillo principal del disco, y "On Battleship Hill".

La primera es la mejor representante de la sorpresa, del ahora "nuevo sonido" de la originaria de Dorset, Inglaterra. Suena rústica, pegajosa, feliz, con un juego instrumental nunca antes escuchado en ella: trompetas, coros masculinos, cuerdas de extrañeza.

"Battleship", en cambio, es una pieza que causa enorme dolor, con una voz cantante carente también de antecedentes (Harvey canta agudo, agudo), que culmina con la terrible y hermosa frase (hablando de la guerra): "La naturaleza, cruel, ha vencido de nuevo".

Con Harvey, jamás, ha sido cruel. Es siempre un placer encontrarla.