Por Omar Morales

La calidad musical de este grupo es inversamente proporcional a su popularidad: grandes discos pero fama a cuentagotas, y la naturaleza de su formación es tan peculiar como sus canciones, porque Yo La Tengo es un grupo formado por marido, mujer y bajista. Ira Kaplan y Georgia Hubley se conocieron en Hoboken, Nueva Jersey, a principios de la década de los 80 del siglo pasado.

Ambos profesan una gran devoción por la música y el béisbol (fanáticos de The Soft Boys y los Mets de Nueva York), se casaron y en 1984 formaron este proyecto. Los primeros años varios músicos pasaron por sus filas para hacerse cargo de bajo y batería, pero desde 1992 hay un tercer miembro oficial. Ira es el guitarrista, Georgia la baterista y ambos comparten el trabajo al piano y las responsabilidades vocales, y James McNew lleva el bajo y los coros.

El 15 de enero saldrá a la venta su disco de estudio número 13 (16 si contamos los dos soundtracks y el disco de covers que también han editado), y se presenta como el primer gran trabajo de rock de este nuevo año. Fade fue producido por uno de los grandes maestros contemporáneos del estudio de grabación, John McEntire, quien además de ser parte fundamental del grupo Tortoise, ha sido el gurú sonoro de Kaki King, Broken Social Scene, Antibalas y un jugoso etcétera.

Desde 1993, la producción de los discos de Yo La Tengo estuvo a cargo de Roger Moutenot y creo que el cambio ha venido para bien, porque en Fade han sabido conservar y potenciar sus virtudes musicales. Es un trabajo multipolar que puede ir de las construcciones experimentales al minimalismo melódico con mucha facilidad, pasando por el rock psicodélico y algunas conmovedoras baladas, del que destacan la introspección de las letras, la efectividad de los arreglos de cuerdas y metales, y la sonoridad lograda en cada una de las canciones.

En Fade explotan y deslumbran dos grandes cualidades de Yo La Tengo: su capacidad para dar sentido y finura al ruido, y su maestría en la creación de pasajes hipnóticos de carácter cinematográfico. Es un disco íntegro y contundente que demanda ser escuchado con atención y sin interrupciones, justo lo contrario a las costumbres de nuestro tiempo.