Es notorio que René Pérez Joglar quiere quitarse el estigma de reggaetonero de Los 40 Principales, le urge desmarcarse del perreo sin sentido, de la música burda, para establecerse como uno de los MCs latinoamericanos más ágiles, atinados y ácidos de los últimos tiempos. Los fanáticos de antaño del combo puertorriqueño pueden olvidarse de aquellas rimas que incitan al sexo desinhibido, al libertinaje de la carne con jiribilla. En su tercer largo, Residente y Visitante hacen una declaración de carácter político. No están jugando a ser la sensación de verano, en realidad quieren ser tomados en serio. Y lo están logrando.

Mucho más Zack de la Rocha y cada vez menos Daddy Yankee, las canciones que componen este álbum orientan sus letras hacia el cambio, la revolución social, y en más de una ocasión, a los problemas personales que ha tenido el vocalista, en donde los reta a dar la cara. En el primer track, a forma de introducción y establecimiento de las reglas, le reclaman a su disquera, Sony, que les pague lo que les debe, amenazando con no volver a firmar. En “Digo lo que Pienso”, un track con scratches y beats hiphoperos de la vieja escuela, incrimina a un “alcalde drogadicto” de narcotraficante y dependiente de la cocaína: lo hace pedazos en medio minuto con su privilegiado flow.

Ya habíamos escuchado esa faceta en Calle 13 en Los De Atrás Vienen Conmigo, sin embargo este álbum hace aún más notorio el reto: Entren Los Que Quieran. Así, incluyente y al mismo tiempo a la defensiva: «Me desahogo cuando escribo mis letras», se escucha en el anticipado sencillo “Calma Pueblo” con la participación de Omar Rodríguez-López. Ahí es donde Pérez se autoinstaura como un escupe-rimas mesiánico, que viene a decir lo que los demás no se atreven. Ya lo habíamos escuchado antes, no está develando el hilo negro, ni siquiera como una banda firmada bajo un sello trasnacional, pero lo hace con un estilo pegajoso e inconfundible.

La naturaleza sexosa de su propuesta, aunque en menor medida, sigue presente, mezclada con el discurso de cambio social. “El Baile de los Pobres” incluye una serie de líneas, en donde invita a las mujeres de clase social alta a bajarla 4 clases sociales, para que «haga lo que no puede hacer en su casa». Todo, por supuesto aderezado de ritmos para bailar pegadito: bachata, música andina y aunque reniegue… una buena dosis de reggaetón bien hecho.

Destacan, por su calidad de producción, mordaces letras y naturalidad, canciones como “La Bala”, un nuevo himno antiguerra, plagado de tristeza por la situación de los países latinoamericanos. «Hay poco dinero, pero hay muchas balas (…) Cuando se lee poco, se dispara mucho». En “Latinoamerica” ostentan un cartel de lujo, con tres mujeres que inyectan poesía a los ritmos tradicionales de nuestro continente. Totó La Momposina, Susana Baca y María Rita, cada una con su magistral y particular tono de voz, crean una atmósfera distinta a la del resto del disco, ayudados de la instrumentación comandada por el Visitante. “Muerte en Hawaii” es una canción divertida y sarcástica, mientras que “Prepárame la Cena” muestra una faceta romántica del grupo, en donde no levantan de forma agresiva las faldas de las mujeres, todo lo contrario.

Con una variedad rica de géneros, ritmos y un arsenal de rimas que atrapan hasta al más escéptico, Calle 13 se abre camino dentro de un nuevo público, que cuando los escuche con atención, se dará cuenta de que existe mucho más que “Atrévete” en su repertorio. Todo un acierto.

"El Baile de los Pobres"

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