Por Omar Morales

Banks o La importancia de llamarse Paul En apenas 10 años, Interpol ha editado cuatro discos de los que ha vendido casi dos millones de copias en todo el mundo. Nada mal para un grupo que, salvo por Our love to admire de 2007 editado por Capitol Records, ha labrado su carrera en el terreno “independiente” de la industria.

Ser el vocalista de una banda de rock admirada y respetada por varios cientos de miles de personas, y a la par trabajar un proyecto solista no es labor sencilla. Hace unos días, Luis del Valle entrevistó a Paul Banks para Chilango con motivo de este disco. Una de las preguntas fue: Si pudieras viajar en el tiempo, justo al momento antes del lanzamiento del Turn on the Bright Lights, ¿qué consejo te darías? A lo que el señor Banks respondió: creo que me diría, no te preocupes por los críticos…

En efecto, la relación Interpol-Banks-Crítica ha sido algo enfermiza y ha estado llena de comparaciones, a mi parecer, injustas. No creo que Interpol sea una copia de Joy Division, ni creo que las semejanzas musicales sean condenables. Así que para hablar de este disco, les propongo que ignoremos momentáneamente la vida pública de su creador y nos concentremos en la música.

Banks es un disco trabajado en los tiempos muertos de la gira mundial más reciente de Interpol, concebido en una laptop. Salvo algunas baterías y cuerdas, todos los instrumentos fueron grabados por Mr. Banks. Compuso las melodías, escribió las letras, trabajó las armonías con el resto de los instrumentos, ejecutó guitarras, pianos, percusiones, sintetizadores, programó algunos loops, utilizó sonidos no musicales para adornar y co produjo el disco con Peter Katis. Eso no lo hace cualquiera, y menos con resultados satisfactorios.

Musicalmente no es un disco que sorprenda ni que vaya a marcar alguna tendencia, pero confirma la habilidad de Banks como hombre orquesta y demuestra que sus capacidades musicales y guitarrísticas son superiores a lo realizado anteriormente con Interpol y como solista. El track 8, Another chances, construído con fragmentos de la película Blackout, es uno de los ejercicios sonoros más interesantes que, en su contexto, he escuchado este año. Si a ese nivel de creación musical es capaz de llegar el señor Banks, en efecto, que se preocupe menos por los críticos.