En los noventa, se popularizó -casi a modo de virus- el concepto de Megamix. Los Djs más prendidos de las estaciones de radio de los chavos hacían sus sets de musique non stop en las madrugadas, los discos piratas de dance incluían en el primer track un preview de todo el disco, con una mezcla ruda kistch y para algunos amantes del mal gusto, de alto valor artístico. En esta misma vena, los bares más calientes de todo el mundo presumen sus fiestas. Puedes escuchar de todo, hip-hop, rap, rock, reggaeton, salsa, mambo, cumbia, pop… junto y revuelto.

El concepto de plunderfonía no lo inventó Greg Gillis, conocido por su alias Girl Talk, pero sí lo redefinió durante la década pasada. ¿Qué es este terminajo? En pocas palabras, el uso de fragmentos de distintas obras para crear una nueva: una especie de collage sónico. El hip-hop está basado en este principio, y los sobados mash-ups viven de esto. ¿Cómo pones a cantar a Madonna sobre un riff de Joy Division? Pregúntenle a los 2ManyDjs, amos y maestros del género. ¿Quieren saber cómo incluír más de 50 artistas en un track de 5 minutos? Entonces el indicado para ejemplificar es Girl Talk.

Más en una suerte de Megamix bien hecho que en un DJ set sorprendente, escuchar a Girl Talk en cualquiera de sus "álbumes" es aprender a escuchar la música que nos gusta en otro concepto. El álbum abre con "War Pigs" de Sabbath, pero con un rapero gritando «Get off the way, bitch!» en medio. Una rola de 2Pac utiliza las guitarras de Tony Iommi para poner a bailar a la fiesta. Y así desfilan Beyoncé, Beck, Trent Reznor, los Beastie Boys, Jay Z, Kanye West, Jane’s Adiction, los Ramones, Lady Gaga, Radiohead, Kid Cudi y una interminable colección de sampleos.

En un sentido obsesivo, uno podría tratar de identificar cada uno de los fragmentos que componen el quinto largo de este Desk-Jockey. En el sentido relajado, con ponerle play a un volumen considerable, ya hay una fiesta asegurada… aunque sea en una alberca de hotel.

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