Por un lado, todos los usuarios registrados tienen una fascinación por el proyecto de Warren como común denominador y lo conocen bien. Como en muchas comunidades virtuales, el interés común por un tema hace que el individuo se sienta parte de algo aún cuando no tenga contacto directo con los demás involucrados.

Sin embargo, el caso que tratamos es distinto por su propia naturaleza. Mientras la comunidad virtual puede enajenar aún más al individuo que la habita por el tratamiento banal de los temas que comprende, el portal de Post Secret saca a relucir lo más humano y frágil de cada uno de los usuarios involucrados. No solo comparten las más íntimas de sus experiencias, si no también su posibilidad fraternal al aconsejar siempre con respeto al cibernauta necesitado.

El anonimato que ofrece el Internet, muchas veces criticado y criticado con razón, en éste caso parece ser una válvula de escape sana y necesaria para muchos individuos. Genera un espacio de completa confianza no tanto por la benevolencia de sus usuarios, si no por su extrañeza social y humana.

(El link acá)