Los 28 de octubre no solo la iglesia de San Hipólito celebra al patrono de las causas perdidas, San Judas Tadeo. Al norte de la CDMX existe otra iglesia en la que a este santo también le arman su pachangón.

Parroquia de San Judas Tadeo

Sobre Av. Politécnico, a unas cuadras del metro Potrero, se encuentra la Parroquia de San Judas Tadeo. Una iglesia poco conocida por los feligreses, pero que honra a Judas Tadeo igual o más que la de Hidalgo, pues hasta en el nombre lleva la devoción.

En esta parroquia también le echan ganas a la celebración pues cierran un sentido de la avenida para recibir a los chilangos invitados al festejo.

A la iglesia la adornan flores, en su mayoría de color amarillo y blanco, quizá porque estos colores junto con el verde son representativos de este santo.

Aunque por fuera no parece tan grande, esta parroquia cuenta con dos pisos. Abajo colocaron a San Juditas para que los fervientes visitantes pudieran mirarlo, dedicarle un rezo, hacerlo una petición y hasta llevarle serenata.

Mientras que en la parte de arriba estaban las bancas y el altar donde se llevaba a cabo la misa dedicada al festejado.

El festejo familiar de San Judas Tadeo

La pandemia fue sin duda una época dura para la religión, y se puede notar en la asistencia de la gente, pues este año fue menor que en años pasados.

Y hay que decirlo, a diferencia de San Hipólito, el ambiente de la fiesta de esta Parroquia de la GAM, es más familiar.

Acá llegaron familias completas, chicos y grandes, adultos mayores y personas que aprovechan para pasar antes de ir a trabajar.

A la salida de la Parroquia de San Judas Tadeo las personas te reciben con un consistente desayuno: atole, tamales, tortas, gelatinas y hasta dulcecitos. También con regalos: pulseras, figuritas y escapularios, porque sí, de algún u otra forma, la fe se recompensa y los favores se agradecen.

La fe mueve montañas… y personas desde lugares muy lejanos.

Las peregrinaciones no fallan en este santuario, como la que llegó desde los Héroes Ecatepec.

Un grupo de feligreses arribaron a la iglesia caminando desde las tierras lejanas del Edomex y no llegaron solos, pues llevaban cargando una figura de San Judas de tamaño natural, rodeado de una gran adorno de flores y la imagen de uno de sus compas, que no logró estar en cuerpo, pero sí en alma y en el corazón de sus amigos.

Una vez más la devoción de los chilangos demostró que incluso pese a una pandemia, la fe sigue intacta y que solo con mucha de ella y algo más que eso esta ciudad sigue más viva y fervorosa.

¡Felicidades San Judas Tadeo!