El legendario edificio Rioma, que perteneció a Cantinflas pasó por varias épocas y giros hasta ser un antro que alberga la cultura electrónica en CDMX.

A finales de los años 50’s, Cantinflas era dueño de uno de los edificios más icónicos que hoy existen sobre la avenida Insurgentes: Rioma, o el resultado de repetir su nombre varias veces. Fue justo en el sótano que albergó un Café- Bar al que llamó: Pau Pau, donde se presentaron: Los Hermanos Carreón, Carlos Lico, Chamín Correa.

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Foto: Maximilian Perchik

Tiempo después, convirtió el Café-Bar en un restaurante de alta cocina, donde a veces era él quien preparaba la comida a quienes iban. Sí, Cantinflas era un gran amante de la gastronomía y su paladar fue siempre exquisito. Por la noche, como parte del espectáculo del lugar, recibió a figuras como Pedro Vargas y Lucho Gatica.

¿Cómo pasó Rioma de ser un restaurante a un antro de culto?

Los tiempos cambiaron y el perfil de los negocios estaban en las discotecas o clubs nocturnos. En 1987 Mario Moreno Cantinflas decide vender su local a un amigo junto a todo el edificio Rioma, y conservar una oficina que ocuparía su hijo Mario Moreno Ivanova.

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Cantinflas habría perdido el interés por el negocio ubicado en Insurgentes 387, esquina con Michoacán, que permaneció cerrado de 1976 a 1981 por decisión del artista para ser remodelado antes de su venta. Tiempo después, se convierte en el mítico Rioma Club, una joya de la historia de la música electrónica del país.

Ahora está Funk Club, que es un club nocturno que reúne a artistas itinerantes y de talla internacional como Dave Seaman, Metrika, Gome y Damian Lazarus. Encontrarás música electrónica, desde lo más underground hasta un line up de 3 o más Djs.