Cuando Manuel Aquino, alias el Jarocho, llegó a la ciudad de México, se instaló en la colonia Roma, en la casa que perteneció hace muchos años a los hermanos Valdés. Ahí, Don Manuel abrió una tortillería que acaparó a algunos clientes de la zona (la mayoría, de una Sears cercano que abrió por las mismas fechas que la tortillería).
Manuel empezó a vender tacos casi por casualidad. Él solía comer en el trabajo los guisos que le mandaba su esposa con las tortillas recién hechas y uno que otro antojadizo le preguntó si esos tacos se vendían. En 1947 El Jarocho cambió de giro y abrió oficialmente como taquería que se dio a conocer entre los vecinos por los tacos de guisado de Doña Conchita.
Aunque Manuel Aquino murió joven (a causa de una pelea de cantina) su negocio sigue con vida y éxito. En los 66 años de vida de esta taquería el boca en boca ha llegado lo mismo a parroquianos que a personajes famosos. Un cliente frecuente, por ejemplo, era Fidel Castro quién vivía en la calle de Coahuila y solía ir al Jarocho para comer y jugar dominó con su dueño.
Actualmente Doña Conchita sigue a cargo de los guisos y de la administración. El Jarocho siguió creciendo y pasó de ser un lugar de tacos de guisado y campechanos a un restaurante de antojitos mexicanos. Hoy, en la planta baja puedes comerte unos tacos de bistec y luego subir por un molcajete o una sopa azteca al restaurante.
Especialidad: los campechanos
Ubicación: Tapachula 94, Roma, 5574 5303