Cuando llegamos, era su hora de comida. Los dos cariocas habían trabajado por días en la construcción del Studio Bacardí y, cuando se enteraron que durante el festival Rock In Rio podrían grabar su demo como dueto de hip hop con músicos profesionales y sin que les costara un centavo, no lo pensaron mucho. Pidieron permiso y se inscribieron en la página de Facebook para conseguir uno de los turnos de 15 minutos durante alguna de sus horas de lunch. Al salir, tras dos tomas, estaban felices y recibieron un aplauso de quienes estaban dentro y fuera del Studio. Veinticuatro horas después podrían descargar la canción ya producida por los ingenieros contratados por la marca de ron.

Una oportunidad como esta no se desperdicia. No costó mucho trabajo para que nos convencieran de grabar una canción y vivir la experiencia. Como si fuera un karaoke, había una selección previa de unas 80 canciones diferentes a elegir;en caso de que no tengas algo propio o traigas alguna idea concreta en mente. Después de registrarte y confirmar tu cita, cada asistente al Studio Bacardí espera su turno en una sala de sillones negros en piel capitonada. Puedes ver a gente nerviosa vocalizando, a quienes repasan en su smartphone los acordes o a quien se toma de las manos para dominar los nervios.

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Los asistentes podían checar cómo trabajaban los ingenieros de audio. (Cortesía)

Una vez que entras al estudio en sí, te espera un baterista, un guitarrista y un tecladista, además de los ingenieros. En caso de que hayas elegido una canción del repertorio disponible, puedes leer la letra desde un atril y, si vas a tocar un instrumento, el músico en cuestión tendrá 15 minutos de descanso mientras tocas tú.

Se da una primera vuelta a la rola para revisar tonos y después llega la hora de la verdad. Oyes en tus audífonos la voz del jefe del Studio y pasas saliva: “OK. Grabando”.

Dentro y fuera del Studio suena a todo volúmenlo bien o mal que lo haces. Si aún no empiezan los artistas de verdad en los escenarios de la Ciudad del Rock, es probable que la gente se pegue al cristal para ver quién está cantando o tocando dentro del estudio. De golpe te das una idea muy clara de si esto de la música es lo tuyo o no.

Para un aficionado como yo, por supuesto que fue inolvidable. Está verdaderamente increíble que músicos profesionales te sigan, te apoyen y cuiden cada detalle de la canción. Y para quienes sueñan con que la vida les cambie para siempre es una oportunidad fantástica; una simple canción que puede hacer que dos cariocas dejen de construir Studios y que ahora los construyan para ellos.

El Studio Bacardí estuvo abierto al público hasta el cierre del festival Rock In Río en la Ciudad del Rock en Río de Janeiro, que este año cumplió su tercera década.

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