Supongamos que existe la opción de tener (al mismo tiempo) un espectáculo excelente y unos buenos tragos. Supongamos que ese espectáculo excelente puede tratarse de, digamos, una buena obra de teatro, o un concierto (aclaración: la suposición va por poder ver el concierto Y estar cómodamente sentado echando el trago, al mismo tiempo, sin necesidad de detener tu chela en el aire para que no caiga estrepitosamente sobre el piso pegajoso). Supongamos que puedes tener, al unísono, el Auditorio Nacional y el lounge de un buen hotel boutique.

Bueno. Pues no supongamos más: eso, y no otra cosa, es Bataclán: un show-bar con onda. Tiene varios plus con respecto a otros centros de espectáculos, cabarets, bares de taquines y similares. Primero: es cómodo. Las mesas, todas ellas, están escalonadas, y todos los asientos tienen vista al escenario. Segundo: las presentaciones que hay son siempre de calidad. No es extraño encontrar que buenos nuevos artistas presentan ahí su disco debut (o su segundo, o su tercero). Tercero: los precios son accesibles.

Uno de las buenas noticias sobre el Bataclán, es que tienes acceso a una buena selección de la carta de La Bodega, restaurante detrás del cual se encuentra.

Eso sí: es más bien pequeño, así que es probable que no encuentres lugar si llegas un poco más tarde de lo acordado. Para no regarla, checa siempre la cartelera de eventos, en www.labodega.com.mx. Y ni esperes terminar tu noche en este bar a deshoras: una vez terminado el evento, termina la fiesta. Pero, ¿qué demonios? Es la Condesa… por rumba no queda.