¿De qué se trata?
Una muestra física de afecto que se da al abrir los brazos, acercarte al cuerpo de la persona querida y darle unas cuantas palmadas en la espalda en el caso más informal. Ya cuando hay cariño (del verdadero) se estrecha con más pasión a la persona en cuestión y las palmaditas sobran.

¿Por qué se agradece?
Porque en esta época de “abrazos navideños” siempre hay un alguien (que generalmente huele rico) a quien es increíble abrazar. Ufffa.

¿Cómo NO está padre?
Cuando tienes que abrazar a tu tía gorda que huele funky.