¿De qué se trata?
Desconectas, por fin, el despertador. Cambias la hora en la que suena regularmente y le das un merecido descanso al verdugo de tus sueños.

¿Por qué se agradece?
Es obvio, ¿no? Que levante la mano el que quiera despertarse temprano.

¿Cómo NO está padre?
Tenías un desayuno con tus amigos de toda la vida y se te olvidó programar el despertador. No llegaste. Te quedaste sin amigos.