Sumergibles

Crítica Chilango

Por Carlos Tomasini

«Antes de que termine el otoño, quiero saber cuántos besos te caben en el cuerpo» es la frase con la que un par de desconocidos rompe el hielo e inician una relación en esta obra que, a través de saltos en el tiempo, describe los conflictos que vive una curadora de arte junto a un escritor.

El olvido de un cumpleaños, la frustración de un empleo mediocre e, incluso, las incomodidades para acomodarse en la cama son algunas de las anécdotas que se recrean musicalizadas en vivo (a través del teclado de Nicolás Santella) con la voz pregrabada de Ely Guerra.

Por momentos, la obra pareciera una secuencia de lugares comunes, pero, justo por eso, puede lograr que el espectador se identifique con algunas de las vivencias que ahí se representan y engancharse con la historia que pasa por la comedia y el drama de una escena a otra.

No hay que esperar reflexiones profundas de pareja, tipo Harold Pinter, ni tampoco escenas que nos dejen marcados, simplemente se trata de espiar la intimidad de un par de individuos que, como muchos, le temen al compromiso.

Producida por Ari Borovoy y Paola Núñez, es la primera obra escrita por Daniela Zavala, quien también es la protagonista y que comparte el escenario con Francisco Rubio, ambos dirigidos por José Alberto Gallardo.