Este restaurante es una excelente opción para visitar en familia o con un grupo de amigos para festejar algo. Su ambiente casual y su buen servicio te harán sentir cómodo en todo momento. Aunque no tiene un look muy brasileño que digamos, sí rescata esa vibra propia de los cariocas: samba y bossa nova de fondo, sonrisas por todas partes y mucha, pero mucha comida.

En Brasileiríssimo la comida consta de tres tiempos. Para empezar, te sirven una empanada de espinacas con queso (a los niños les sirven un par de empanadas pequeñas con sólo queso, como si adivinaran el numerito que sería capaz de hacer un chico cuando le ponen enfrente unas espinacas). Una taza pequeña de caldo de chorizo: espeso, condimentado e hirviente y, si lo visitas en sábado, te servirán además feijoada, que es el típico platillo brasileño: arroz blanco, frijoles negros, espinaca y carne de cerdo: extraño para muchos paladares, pero definitivamente imperdible.

El segundo tiempo es el momento de ir a la barra de ensaladas. Ojo, no te claves demasiado con las lechugas y las hierbas, porque el chiste es llegar sin dificultades al tercer tiempo, que es cuando llegan las carnes y empieza lo bueno. Mientras no indiques lo contrario con un cartón (que de un lado dice “sí, por favor”, y del otro “no gracias”) te estarán sirviendo distintos cortes de carne continuamente: corazones de pollo, arrachera, joroba de sebú, asado de tira, chorizo brasileño, picanha y muchas otras delicias más.

Es curioso cómo solemos encerrar toda la carne bajo un mismo concepto de textura y sabor… nada más alejado a la realidad. Brasilerissimo es una excelente opción para experimentar lo variado que puede ser eso que llamamos vagamente “carne”, ya sea de pavo, pollo, res o cerdo.

El lugar es muy concurrido, así que te sugerimos llegar temprano o hacer reservación, ya que entre la comilona, las caipirinhas y la bossa, este lugar suele ser un carnaval.