No es como que queramos juzgarlos, sólo nos concentraremos en criticarlos.

1. Adictos al monólogo:

Estos son los peores: aquellas personas que no dejan hablar a los demás y se creen Adal Ramones entreteniendo al público. ¡Qué molesto!; como dicen por ahí: “Son personas que te comen la oreja”. Su nivel de intensidad los lleva a ser insoportables, sobre todo porque, de absolutamente todo lo que digas, ellos responderán “yo también…” o “yo también y tres veces más”.

2. No saludadores:

Hay gente a la que no se le instaló el chip de saludar. Entras a un baño y dices: “buenas tardes” y te voltean la cara. En la escuela, en el trabajo, en el gimnasio, en un baño público, en todos lados. Lo cortés no quita lo valiente, es verdad, y aunque no te conozca, yo sí tengo educación. Es muy molesto ver cómo bajan la mirada y actúan como si no te hubieran escuchado. Crean un ambiente muy hostil.

3. Adictos al celular:

Es tan molesto salir con alguien así… es como si estuvieras solo. Nunca se toman la molestia de mirarte a los ojos, ríen de cosas que tú ignoras y hacen que te desesperes hasta el punto de que terminas pensando: “¿Debo hablarle por el chat para que me pele?”. El problema es que gracias a esta actitud han perdido comunicación con el mundo real y, ahora, es más difícil que nunca hacer amigos en cualquier lado. Las personas ya tienen un escudo protector llamado iPhone o Blackberry.

4. Complicados:

Amamos a las personas que nos facilitan la existencia, no a los que no la complican. El tipo de individuos del que ahora hablamos son especialistas en cuestionar cada una de las cosas que proponemos. Son controladores, les gusta saber horarios, tiempos, reglas del juego, cómo, cuándo, por qué. Si por ellos fuera, pedirían un listado impreso. Y cuando se trata de llevarlos a una fiesta, preguntan qué invitados asistirán y hasta qué tipo de música habrá. ¡Qué flojera!

5. Los que creen que el celular es un walkie talkie:

Estás trabajando, concentrado, empieza a sonar el celular de tu vecino de computadora y él empieza a gritar, ¿por qué no entienden queel del otro lado los escucha sin que tengan quehablar tan fuerte?Es muy incómodo enterarse de toda su conversación. ¿De verdad no pueden bajar la voz?. El colmo del asunto son los que ponen elcelularen altavoz. Esos sí son como para matarlos.

38227Quítamelo de encima

Quítamelo de encima (Especial)

6 .Groseros con las personas de servicio:

No hay nada peor que salir con un amigo que saca su lado más prepotente con quienes atienden en el restaurante al que fueron a cenar. Ese terrible momento incómodo llega cuando está pidiendo las cosas y lo hace del peor modo; tú no sabes si tirarte abajo de la mesa o salir corriendo. Y al terminar de pelear, voltea muy tranquilo y te dice: “¿En qué estábamos?”. Te deja tan mal sabor de boca que ya no te atreves ni a ver al meseroa los ojos.

7. Lucidos y exhibicionistas:

Entendemos que hay personas más intensas que otras, pero los que somos de una frecuencia más tranquila, ¿qué culpa tenemos?, lo más estresante es que este tipo de amigo te hace quedar mal donde quiera que lo lleves: cena, reunión, antro o velorio. Su voz es de tono muy elevado, le encanta el contacto físico y pareciera que no controla sus impulsos.Una cosa es bailar con ganas y otra hacerlo como Gloria Trevi en los ochenta, tirada en el piso. No te queda de otra más que sonreír a la fuerza.

8. Imprudentes:

En las situaciones más tensas, este tipo de amistades son una pesadilla con la que nadie quisiera vivir. Siempre tienen el comentario inadecuado o la combinación de palabras impronunciables. En los momentos de apoyo serían a las últimas personas que llamarías para pedir ayuda. El peor error sería que mezclaras a tus compañeros de oficina con este personaje, pensarían que eres igual a él.

9. Malacopas:

No es justo que alguien arruine tu noche por su nivel de alcohol. ¿Acaso tenemos un letrero colgado que dice “niñera a domicilio”?; no, ¿verdad? Si ya están en edad de beber, que aprendan a hacerlo. Es muy asqueroso pasar de la diversión al vómito, o de bailar al bulto. Aprendan a controlarse porque a la larga los malacopas se queden solos.

10. Callados extremos:

Qué molesto es tratar de hacerle la plática a una persona así: todas sus respuestas son monosílabos y no dan pie a una conversación fluida. Lo más incómodo es cuando estás en una sala de espera o esperando algo con alguien así. No te queda de otra más que convertirte en uno más de los molestos del celular e ignorarlo.