Esta tribu urbana es la combinación de un ex fresa con un hippie actual. Todos conocemos a uno, y si no con estos 12 puntos sabrán perfectamente quién es quién. Nadie puede negar la cruz de su parroquia.

1- Trabajo de dudosa procedencia

Se dedican a cosas que no dan un peso para vivir. Puede ser un blog con tres visitantes, cuadros que nadie compra o proyectos altruistas que no tienen paga. Eso sí, tienen casa propia o viven en un lugar muy nice para lo que imaginamos ganarían con sus empleos. Detrás de ellos hay una herencia o una lanita de la que no hablan que les permite vivir siendo tan hippies y alivianados.

2- No tienen ningún tatuaje

Como su familia es fresa los podrían regañar. Así que muy hippies pero sin ningún tatuaje. Se justifican diciendo que no han encontrado una figura que los convenza.

3- Usan ropa de marca

En su closet hay ropa hippie pero de diseñador. Eso lo mezclan con una que otra artesanía y tapan su apariencia fresa de Polanco. Podrán usar faldas de manta, pero en sus pies siempre habrá un par de zapatos de marca cara, muy cara. Si los cachan dicen que fue un regalo de sus papás, que ellos jamás comprarían algo así.

4- Sí se bañan

Nada de regaderas ecológicas ni baños en medio del bosque. Los hippie fresas se bañan todos los días en un baño con mármol. A diferencia de un hippie real a ellos sí les importan los olores que su cuerpo pueda generar. El desodorante también forma parte de su rutina diaria.

5- Utilizan productos para lucir desaliñados

Ese pelo grasoso no es natural, todo es efecto del exceso de cera que se ponen. Gastan en productos carísimos de salón de belleza con tal de darle a su aspecto un toque hippie y despreocupado. Las mujeres dejan el barniz de uñas sin retocar, trozado y cuarteado.
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6- Sus papás son ricos

Les encanta disfrazar de donde provienen. Se hacen los humildes y desprendidos del dinero, pero la realidad es otra. Siempre tendrán a papi detrás apoyando sus movimientos e inventos locos.

7- Viajes internacionales cada 15 días

Nunca dicen de dónde sale la lana, pero es un hecho que no es de sus bolsillos. Con ese dinero “de dudosa procedencia” (papi paga) viajan por el mundo, dizque de mochilazo. Si pueden se hospedan en un súper hotel, eso sí con un backpack enorme y sus bufanditas pintadas a mano.

8- Van a antros de electrónica

Dizque muy hippies pero cuando un dj famoso está en el club de moda están presentes. Son los que más chupes compran, botella jamás, eso es muy fresa, pero acaban gastando lo mismo en la barra que lo que hubiera costado un pomo. Son pichadores a diferencia de los verdaderos hippies que siempre buscan que la comunidad invite. También asisten a festivales de música internacionales.

9- Usan frases domingueras

Responden cosas muy extrañas y todo les parece chido. Un verdadero hippie tiene más opinión que eso. Para agradecer algo que les aportó felicidad dicen: “gracias por esta medicina”. Para mostrar unión con la comunidad dicen “hermano” y para definir su estado de ánimo hablan de vibras.

10- De todo dicen “no”

Como no son hippies verdaderos necesitan demostrar que están en contra de todo lo que no sea foreverismo. Por ejemplo, les dices “la vida es muy hermosa” y ellos contestan: “¿hermosa?, no hermana, la vida es una caja de sorpresas”. Dicen la misma idea pero con otras palabras para sentir que tienen la verdad absoluta. Sólo entre ellos no se contradicen, es más se celebran lo que dicen.

11- Su deporte favorito es algo relacionado con malabares

Siempre tienen una cuerda, una pelota, un hula hula o unos palitos. Su deporte predilecto es jugar en las calles con estos instrumentos y lucir sus habilidades mientras ponen cara de “estoy fresh y soy cool”. Pero se les olvida que de chiquitos crecieron jugando golf y tenis. Ahora no se hagan los que no.

12- Tienen iPhone

Un verdadero hippie jamás tendría un teléfono como ese. Los hippie fresas hasta Instagramean lo que sucede en la comuna y en sus viajes por comunidades indígenas.