¿Cuántas veces al día decimos “qué flojera”? Tenemos el pésimo hábito de romper el hielo con esta frase e incluso la usamos hasta cuando no tenemos flojera, ¡qué ridículos!
Parecerá exageración, pero actualmente todo el mundo tiene flojera de todo,y es raro encontrar personas que hagan 20 mil actividades por día. Esos súper seres que eran capaces de ser trabajadores, deportistas, lectores, amos de casa, amantes y hasta altruistas ya no existen.Ahora o se es workaholic o se es un flojo, pero el equilibrio y la variedad de actividades parece que se está perdiendo.
Nos preocupa esta situación. Así que decidimos analizar las características de los más perezosos.

Nada les apasiona

Alguien flojo no tiene pasión por nada. Le da igual si el mundo gira hacia la derecha o hacia la izquierda. Su pasión máxima es tener un largo rato para no hacer nada y disfrutar de su pereza. No tienen hábitos como la lectura, el arte o cualquier otra actividad que requiera su atención. Ven mucha televisión.

No hacen ejercicio

Su principal pretexto es que no tienen tiempo, pero si esto fuera cierto, entonces ¿cómo le hacen los súper atletas que estudian, trabajan y hacen ejercicio? Tiempo sí hay, pretextos sobran. Alguien sano equilibra su vida y hace deporte. Luego que no se quejen cuando tengan alguna enfermedad por no haber cuidado su salud.

No terminan lo que comienzan

Pueden tener mil proyectos en mente, pero al final ninguno lo llevan a cabo. Les encanta posponer y dejar para después lo que podrían hacer hoy. Sienten que hay millones de conflictos que complicarán la realización de sus planes, por eso adoptan la posición más sencilla: decir está muy complicado y bye.

Se justifican con: “iba a hacer esto, pero…”

No son detallistas, pues jamás tienen tiempo para hacer sorpresas. Lo peor es que creen que una justificación contará como un detalle: “no creas que olvidé tu cumpleaños, te iba hacer una cena sorpresa increíble, pero se me complicó todo y ya no pude”. Casualmente, todo en la vida de un flojo es más complicado.

47424y

y (y)

No entran en controversia

La gente con flojera es tan apática que no son capaces ni de alegar un tema del que opinen diferente. Sus posturas y su actitud siempre es gris: les da igual. La intensidad con la que todos están involucrados con la política y la situación del país les parece una pérdida de tiempo. Si van a una cena y hablan de un tema de interés colectivo sólo observan y piensan para sus adentros: “¿para qué alego?

Son sucios

Parece que les cayó una bomba molotov a sus casas. Todo está tirado, hay malos olores, ropa sucia por el suelo, platos sucios y el baño parece no haber sido limpiado en dos meses. Su justificación es que no se les da la limpieza o que no tienen tiempo. Nosotros sabemos que siempre hay tiempo para vivir en un espacio ordenado y limpio. No hay pretexto.

Su arreglo personal deja mucho que desear

La gran mayoría de su ropa está vieja, percudida o rota, no les importa lo que se ponen, ni a qué huelen, mucho menos bañarse diario. De peinarse ya ni hablemos. Tienen un look desfachatado, falto de estilo e interés. Se resguardan ante justificaciones como que lo superficial no les importa o que no tienen tiempo para ir de compras.

Incapaces de hacer un favor

Son las últimas personas que responden al llamado de una urgencia. Son tardados y no les gusta que nada venga a complicar su comodidad. Por eso, si pueden echarle la bolita a alguien más, lo hacen. Ponen pretextos o se hacen los que no saben qué hacer ante esa situación.