Ya lo dijimos: desde la cucaracha gigante hasta el aparato que borra la memoria, la primera entrega rompió esquemas y nos causó mucha risa. La cantidad de diferentes extraterrestres permitió que todos en el set echaran a volar su creatividad, y vaya que lo hicieron.
Todos quisimos un arma tan pequeña y potente como la del Agente J, un coche como el del Agente K (más inteligente que muchos seres humanos) y, sí, un perro malhumorado y arrugado que, pues, termina siendo motivo de risa en todas partes.
Si perseguir extraterrestres es así, y cualquiera agencia secreta en el mundo nos está leyendo, nosotros nos apuntamos (a excepción de meternos a nadar en la cucaracha gigante).