WIT: despertar a la vida

5 estrellas

Por: Roberto Marmolejo

Un hecho contundente en Wit es que el texto de Margaret Edson contiene una gran pericia para contrastar las más tremendas situaciones dolorosas con el ingenio y agilidad de pensamiento de una profesora especialista en poesía metafísica del siglo XVII (Oh-My-God). Con la maestría de un dramaturgo experimentado, Edson cuenta la historia de Vivien Bearing, esa profesora a punto de morir por un cáncer de ovario avanzado.

Lo más sorprendente es que es la única obra de Edson, quien ganó el Pulitzer por esta obra en 1999 y no ha vuelto a escribir nada desde entonces.

El reestreno de la obra con Paloma Woolrich como dueña y señora del escenario, es otro de los grandes hitos de la temporada.

La Woolrich no se mide, se arriesga en cada escena; muestra su colmillo escénico pero también su sensibilidad dramática y tienen ese wit (ingenio, habilidad de pensamiento) que exige interpretar a Vivien Bearing. Puede pasar sin artificios o rebuscamientos de una frase aguda a una escena donde el dolor físico intenso causado por la metástasis de cáncer, es insoportable.

Paloma es Wit y sin ella, quizá no sería lo mismo. Bravo a Diego del Río, este joven director de mano precisa para los actores, por haber optado por Woolrich, que necesitaba una oportunidad de este calibre para confirmar que es una gran actriz sin poses ni divismos.

De Diego del Río he escrito mucho, sólo corroboro que si su talento sigue desarrollándose de esta manera, dentro de unos años, tendremos un grandísimo director de actores digno de la tradición mexicana, que incluye a Seki Sano, Xavier Rojas o Ludwik Margules. #VirgencitaPlis que no se nos malogre el chamaco.

Alrededor de Wit hay un leit-motiv hermosísimo que me voy a tomar la libertad de transcribir porque es la esencia de la obra; un poema de John Donne, escritor místico inglés del siglo XVII:

Muerte, no seas vanidosa aunque te han llamado algunos

Terrible y poderosa, pues, no es así

Ya que aquellos que crees por tu fuerza abatidos

No mueren, pobre muerte, incapaz también de matarme a mí.

Si esclava eres del azar, de tiranos, de reyes y suicidas

Y moras en la enfermedad, en la Guerra, en las heridas.

Si hechizos y pócimas hay que el cuerpo al sueño pueden llevar

Igual o mejor que tú Vana muerte, ¿por qué alardear?

Pasado un sueño fugaz, abrimos los ojos a la eternidad

Y la muerte no será más, muerte tú morirás.

Wit o el triunfo del humor, el ingenio y la burla sobre la muerte.