La representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa se trata del evento más importante de la demarcación y uno de los más relevantes para la Ciudad de México. Se realiza de forma ininterrumpida desde hace ya 177 años y tal es su importancia que podría hasta convertirse en un Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (nomás falta que la UNESCO le dé el sí).

No solo se trata de un evento magno a nivel social, sino también uno de los eventos más lucrativos para la alcaldía, ya que la cifra más reciente (de 2019) apuntó a un total de 318 millones 900 mil pesos, según cifras de La Jornada.

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De acuerdo con los organizadores, cada edición congrega a alrededor de 2 millones de asistentes, quienes por devoción, curiosidad o turismo llegan al barrio del oriente capitalino.

Esta vez, según se anunció, se realizará a puerta cerrada y de manera simbólica, siguiendo los lineamientos sanitarios por el COVID-19, por lo que la ocasión también es histórica, como lo que te contaremos a continuación.

Esta es la historia de la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa

El Señor de la Cuevita

En 1833 una fuerte epidemia mermó la población de la capital mexicana (cerca de 14 mil muertos), especialmente a la región de Iztapalapa. Ante esto, los lugareños fueron a pedir al “Señor de la Cuevita” que intercediera por el cese de la enfermedad; luego de esto, presuntamente la epidemia se detuvo y en honor al santo se optó por realizar la representación de la Pasión de Cristo.

La primeras representaciones

Según los cronistas de la alcaldía desde su primera edición en 1843, la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa se realizaba con esculturas de la Parroquia de San Lucas y el Santuario del Santo Sepulcro.

Tres décadas más tarde, entre los años de 1870 y 1880, los ancianos de Iztapalap empezaron a realizarla caracterizando a niños del barrio.

Cuando Juárez intercedió

Aunque tras la Guerra de Reforma la Iglesia perdió gran parte de su poder económico y social por la consolidación del Estado Laico, eso no interrumpió la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa.

Sin embargo, la investigación del historiador Jorge de León Rivera (citada aquí) por quellos años José María Suárez, un residente de la zona, denunció el religioso fray Antonio Sánchez por cometer abusos contra los participantes de la representación, ya que solicitaba que quienes encarnaran a Dimas y Gestas (los ladrones crucificados junto con Jesús) fueran dos indígenas, a los cuales se inflingían fuertes castigos físicos.

Tras recibir la misiva de Suárez, según cuenta Rivera, el entonces presidente Benito Juárez se dio por enterado y habría tomado acciones para poner orden con el párroco en cuestión y preservar la representación la Pasión de Cristo de Iztapalapa.

Revolución y Guerra Cristera

Ya sabemos que la Historia de México es un continuo ir y venir de conflictos y roces belicosos. Para muestra, la primera mitad del siglo XXI con la Revolución Mexicana y años más tarde con la Guerra Cristera. No obstante el tinte político y religioso de ambos enfrentamientos, la tradición se mantuvo.

De la primera de ella se cuenta que, en 1914, el General Emiliano Zapata personalmente prestó a los caballos de su tropa para que se realizara la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa. Años después, ya con el conflicto cristero enfrentando al gobierno de Álvaro Obregón, se prohibió representaciones religiosas en las calles, por lo que la Pasión de Cristo de Iztapalapa se realizaba en el atrio de la Parroquia de San Lucas.

La representación crece

Con un país un poquito más en calma, después de 1930 la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa volvió a tomar las calles de la demarcación, aunque sin incluir al barrio de San Miguel porque quedaba muy lejos.

Décadas más tarde, entre 1950 y 1960 y gracias a las obras de modernización de la ciudad, se agregó al barrio faltante y la afluencia de devotos creció. Esto también hizo necesario mudar la puesta en escena del atrio parroquial al Jardín Cuitláhuac.

La modernización

Durante la década de los 80 y 90, la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa se consolida como una de las más grandes del mundo (y de mayor tradición). La gente de los ocho barrios de Iztapalapa empieza a interesarse en la participación y los papeles protagónicos que antaño se heredaban, son abiertos a convocatoria.

En 1994 se constituyó oficialmente y ante la ley el Comité Organizador de Semana Santa en Iztapalapa A.C. quienes se encargan de todo lo relacionado con la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa, así como su preservación y legado.

El nuevo siglo

Durante la primera década del siglo XXI se sumaron nuevas escenas para extender la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa, lo que hizo más compleja la representación y exigió un mayor esfuerzo a los participantes.

También se iniciaron las obras para el Museo de las Culturas: Pasión de Iztapalapa, donde se encuentra la sala Pasión de Cristo, dedicada a la historia de esta puesta en escena.

La pandemia de la influenza

La llegada de la gripa AH1N1 aMéxico de 2009 coincidió en fechas con la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa de ese año; sin embargo, esta no fue suspendida y se realizó con normalidad. Semanas más tarde, para el 23 de abril de ese año, se tomaron medidas para restringir la concentración de persona durante al menos un mes.

No obstante, en un artículo publicado de 2010 en la revista Plus One, especialistas mexicanos apuntaron que el haber realizado la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa ese año habría contribuido al esparcimiento del virus por el nivel de convocatoria de este, así como la procedencia de los asistentes.

Últimos años

La importancia de esta tradición centenaria entre los habitantes y su potencial turístico, hicieron que en 2012 fuera reconocida oficialmente por el gobierno como Patrimonio Intangible de la Ciudad de México.

Dicho reconocimiento es nada menos que la antesala y requisito para que la UNESCO la reconozca como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad; por el momento, esta decisión está trámite y será hasta 2021 que se emita una resolución por el comité de Naciones Unidas.

Bonus curioso: el caso del único Cristo destituido

En el año de 2017 fue el único en que un Cristo de Iztapalapa ha sido destituido. Erick Eduardo Guzmán, de 25 años de edad entonces, fue elegido para interpretar al mesías en la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa.

Pero poco menos de un mes antes de la representación, el joven reveló que era casado, faltando a uno de los requisitos que exigía el papel. Su lugar fue ocupado por Eder Omar Arreola, un joven de 27 años y la puesta en escena se desarrolló normalmente.