No es por asustarlos, pero en el Metro de la Ciudad de México no solo se transportan personas, también viajan aproximadamente 100 billones de microorganismos –como bacterias, virus y hongos– a diario, según diversos estudios. Por eso platicamos con Mariana Péimbert, doctora en Ciencias Bioquímicas e investigadora de la UAM, y nos explicó quiénes son más susceptibles a enfermarse por las bacterias en el Metro y cuáles son las principales medidas de protección que pueden tomar los chilangos.

Lo primero que tenemos que entender –explica Péimbert– es que las bacterias que se acumulan en el Metro están asociadas a la piel: «Todos los días viajan millones de personas en el Metro –5.5 millones en promedio, según los datos más recientes del Sistema de Transporte Colectivo– que van perdiendo pequeños pedacitos de piel y bacterias asociadas a la misma», dice. «Además, hay otras bacterias, asociadas a varias partes del cuerpo y a la tierra, éstas se pueden transportar en los zapatos o en las manos».

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Las bacterias en el Metro durante la temporada de calor

La bacteria más presente en toda la red del Metro –explica Péimbert– se llama propionibacterium acnes, esta suele estar asociada con el acné y otras infecciones de la piel. Sin embargo, no hay por qué alarmarse: ninguna bacteria crece en el Metro, sino que se transportan a través de las personas. Por esto, aunque algunas líneas han llegado a más de 35 grados en los últimos días, el efecto en estos microorganismos no es significativo.

«Por lo que hemos estudiado, las diferencias en temperatura no hacen una diferencia significativa en la composición ni en la concentración de las bacterias», cuenta Péimbert. «Por supuesto, si hubiera algún tipo de problema epidemiológico, los millones de personas que se transportan a diario sí podría afectar la concentración de algunas de estas bacterias».

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¿Cómo protegerse de las bacterias en el Metro?

A pesar de que la concentración y composición de las bacterias del Metro no se ve afectada por el calor, sí es importante protegernos si utilizamos constantemente este medio de transporte. Mariana explica que los adultos mayores, niños pequeños y personas con enfermedades crónicas son las más susceptibles a enfermarse porque su sistema inmune no es muy eficiente.  Las embarazadas también son vulnerables, porque muchos tratamientos no se pueden aplicar durante la etapa de gestación.

«El principal problema de la temporada de calor es la deshidratación; si es extrema, puede causarnos mareos y desmayos. Cuando no es extrema, de cualquier manera la piel y las mucosas quedan más expuestas a posibles enfermedades», explica. «El otro gran problema es que los alimentos se descomponen mucho más rápido y algunas bacterias crecen ahí, por esto, podemos intoxicarnos si se encuentran en estado de descomposición».

Las principales recomendaciones de protección –dentro y fuera del Metro– según Mariana son: mantenerse bien hidratado, lavarse las manos antes y después de los viajes y, si se tiene que comer en la calle o el Metro, procurar que sean alimentos cocinados y recién preparados.