Chilango

Seis estrellas musicales infantiles ochenteras

Captura video YouTube Divucsa Music

Cualquier cuarentón que haya pasado su niñez en tierras chilangas debe responder correctamente esa pregunta.¿Quién ganó la primera edición del festival Juguemos a Cantar y quién debió ganarlo? 
 
Para los que no se acuerdan o dicen que no se acuerdan, aquí recordaremos a algunas de las estrellas infantiles que dominaban la escena musical y televisiva de los lejanos 80. No hablaremos de lo que hicieron después o están haciendo ahora. ¿Para qué? Siempre será mejor recordarlos en su tierna infancia. 

La mano izquierda va adelante

La primera parte de la respuesta es Lorenzo Antonio, un chavito que a los 12 años ganó el primer festival Juguemos a Cantar, el cual, en 1982, fue un fenómeno televisivo ideado y conducido por el mismísimo Raúl Velasco, el conductor estrella de Televisa durante, al menos, un par de décadas.
 
Lorenzo Antonio, un chico mexicano que vivía en Estados Unidos, cantaba con mucha energía en el escenario, era galán, tocaba el violín y bailaba vistosas coreografías a lado de sus hermanas, quienes lo acompañaban en sus presentaciones.
 
La canción con la que ganó ese certamen era de su propia autoría, con estilo country, y se llamaba “Vamos a Jugar”.
 

Con este viejo caballo de palo

El “campeón sin corona” de ese festival fue Juanito Farías, quien vivió un drama digno de telenovela.
 
Él, en contraste con Lorenzo Antonio, era un niño morenito y de clase baja, pero con una gran voz con la que interpretaba una canción cuya letra decía que su único juguete era “un viejo caballo de palo”.
 
Y como si eso no fuera lo suficientemente lacrimógeno y telenovelero, durante la final de Juguemos a Cantar, misteriosamente, se apagó la pista musical (él estaba cantando en vivo, Lorenzo Antonio cantó con pista), pero muy profesional, Juanito, que era el favorito del público, siguió cantando a capella, lo cual provocó una ovación de la audiencia que estaba en vivo en el Teatro Estudio Paco Malgesto (que en 1985 se destruyó en el terremoto del 19 de septiembre) y volvió memorable ese momento para los niños ochenteros.
 
Y para acabarla, a la hora de calificarlo, los jurados infantiles le otorgaron 10 de calificación, mientras uno de los periodistas le aplicó un 6, provocando que obtuviera el segundo lugar, pero ganara la simpatía de la audiencia.
 
 

Tohuí Panda le pusieron

Una de las estrellas infantiles que participaban en ese jurado y que le otorgaron un 10 a Juanito Farías, fue Ginny Hoffman, una niña que se hizo famosa al participar, primero, en programas de TV “de variedades” —hagan de cuenta algo tipo Hoy— y luego en un fenómeno televisivo de inicios de los 80 llamado “Chiquilladas”.
 
En este show, un grupo de niños, entre ellos Ginny, imitaban programas de adultos, hacían sketches cómicos y cantaban.
 
Cuando en 1981 nació el panda Tohuí en México (el primero en sobrevivir en cautiverio fuera de China) fue todo un fenómeno mediático (tren del mame, pues), y la aportación de Ginny fue la segunda canción más famosa que le dedicaron a ese nuevo habitante del Zoológico de Chapultepec (“Towi Panda”), únicamente detrás del clásico que cantaba Yuri (“Osito Panda”).
 
 

Amigo Félix

Pero la fiebre de las estrellas infantiles, como todo lo que tenía que ver con el espectáculo en los 80, no fue una idea original, sino un concepto importado, en este caso, de España.
 
Desde la Madre Patria nos llegaron diferentes artistas infantiles, como un disparejo dueto formado por una niña y un adulto que se hacían llamar Enrique y Ana, quienes incluso comercializaron un juguete a partir de una canción —o quizá la canción inspiró el juguete— llamado “El Superdisco Chino”.
 
Pero una de sus canciones más famosas era “Mi Amigo Félix”, la cual tenía una surrealista letra de animales que hablan y una solicitad para “jugar con el osito de la Osa Mayor”. La verdad es que estaba dedicada a Félix Rodríguez de la Fuente, un ecologista español —así ya adquiere más sentido la letra, ¿no?—.
 

Ese juego de colores

Pero la ola de artistas infantiles españoles (que en realidad tenía muchos años más con famosos representantes, como Joselito, en quien no ahondaremos) alcanzó su máximo nivel con el grupo Parchis.
 
Conformado por cinco chavitos de diferentes edades y perfiles llamados Tino, Yolanda, Gema, David y Óscar, irrumpieron en México con una canción que hablaba de un juego de mesa poco conocido en México, el Parchis, en el que los cantantes asumían los roles de las fichas roja, amarilla y hasta el dado.
 
Ellos sirvieron de inspiración para crear un grupo igualito en México y también con nombre de juego: Timbiriche.
 

Pajaritos a volar

Otra curiosidad ochentera que se convirtió en un verdadero one hit wonder fue una canción que se tocaba en todas las fiestas, se tarareaba mientras los niños hacían la tarea y hasta servía para alburear con algo de gracia, se trata de la canción “El Baile de los Pajaritos”.
 
Aunque hoy existen muchas versiones, la primera que llegó a México fue la interpretada por una cantante española llamada María Jesús y su Acordeón.
 
Se trata de la adaptación de una canción tradicional europea y que después se convirtió en una especie de franquicia para que cualquiera pudiera interpretarla a su gusto. En realidad es muy mala, pero para varios niños ochenteros seguramente guarda muchos recuerdos.
 
 
Lo cierto es que todos estos artistas, y unos cuantos más, le abrieron paso a fenómenos posteriores, como OV7 o Fey y acostumbró a la audiencia a escuchar cosas como “El Baile del Sapito” y otras linduras no muy diferentes a las ochenteras.
 
¿Recuerdas alguna otra rola ochentera interpretada por estrellas infantiles?
 

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