La presencia del rock femenino jamás hubiera sido la misma sin la existencia de Patti Smith. Artista, poeta, actriz (en algunas ocasiones), cantante, activista pero ante todo testigo del mundo artístico emergente. Nueva York en los setenta fue su campo de aprendizaje. Vivió en el hotel Chelsea, hogar para muchos artistas y escritores (Allen Ginsberg entre ellos), cuidó a Janis Joplin (a quien llamaban Pearl) una noche en la que se sentía sola y vio a The Velvet Underground ensayar antes de su fama. Durante años Patti no era la leyenda del rock que es hoy en día, sino una chica pobre y apasionada por Bob Dylan y el poeta Arthur Rimbaud. Una niña.

Hablar de Patti Smith va mucho más allá de los sacos grandes, la blusas blancas y el pelo con corte de Keith Richards. Hablar de Patti Smith es hablar de una mujer que no sólo es una leyenda por su música sino por sus experiencias de vida, frecuentaba constantemente Max’s Kansas City y el famoso bar que inició el movimiento punk CBGB’s (donde Blondie, The Ramones y Television se presentaban). En aquel tiempo las leyendas del rock de hoy en día eran chicos emergentes, artistas con ideologías y discusiones políticas. Ahí todos se conocían y experimentaban con todas las disciplinas artísticas, eran tiempos en los que el arte y la música tenían propósitos sociales.

En 1975, Patti Smith lanza su álbum Horses, 9 tracks que dan vida a una recopilación de poesía auditiva. Horses es hoy en día considerado uno de los 500 mejores discos y una de las mayores influencias de la escena rock de Nueva York. La foto de la portada del álbum fue tomada por Robert Mapplethorpe, fotógrafo quien fue compañero de vida de Patti. Como amigo, pareja sentimental pero ante todo alma gemela a quien Smith dedica su más reciente libro Just Kids.

Hoy en día Patti cuenta con 12 álbumes de estudio y varios libros de poesía. Su novela Just Kids narra sus vivencias Nueva York al lado de Mapplethorpe y ganó el premio National Book Award.

Este 5 de mayo del 2012, el Festival de México se enorgullecerá en presentar a la pionera del rock a sus 65 años, quien compartirá su poesía auditiva en los jardines del museo Diego Rivera-Anahuacalli. La ciudad de México podrá atestiguar el acto de una mujer cuya sensibilidad ha cautivado a la audiencia desde los setenta en uno de los espacios más bellos de la ciudad.