¿Qué tan grave es?

Empiezas a salir de manita sudada con el que juras es EL amor de tu vida. Después de paseos de la salida de la escuela a tu casa y de regreso, y luego una cita fabulosa en un centro comercial donde sólo vieron las vitrinas de las tiendas, el interfecto te sale (luego de dos semanas intensísimas) con que siempre ya no. El dolor te envuelve como una ráfaga, no puedes pensar, no puedes discernir, no puedes respirar, y a partir de entonces no puedes comer, dormir ni soñar. Te dejaron seco.

¿Cómo te curas?

Al mes, cuando conoces al que *ahora sí* es EL amor de tu vida. Invariablemente, la situación se repetirá: dos semanas fantásticas y luego PUM, te mandan a volar. Llorarás, maldecirás y te deprimirás por el resto de tu vida… hasta que conozcas a otro, y así ad infinitum.

¿Cuál es la versión adulta?

Prácticamente igual, sólo que la intensidad y duración de las relaciones evoluciona. Pero el sentimiento desolador, las ganas de morir, la autoestima destrozada, la certeza de que jamás encontrarás a otro como él/ella… casi todo es perfectamente igual.

Daño a la autoestima:

8, porque a la vuelta de la esquina aparece el que te cura. Y si no, siempre estarán el helado, el chupe y las películas para deprimirse. Chécate unas acá.