Sí, amamos a nuestros papás… pero a veces nos hartan un poquito. Porque aunque todo lo aprendimos con ellos, también es bueno extender las alas y salir del cascarón. Acá, todo lo que nos choca de nuestros jefes sanguíneos (aunque los queremos, los queremos).

¿Por qué lo hacen?

Pues esto es clásico: por alguna razón, nuestros papás creen que estamos tarados y nos protegen como si fuéramos niños de dos años. No te juntes con esa gente, ponte bufanda, no tomes tanto, cómete las verduras, ya vete a dormir. Y algo clásico de los papás sobreprotectores: cuando eres niño y te das un guamazo, ¿qué hacían? En lugar de consolarte, te daban otro sopapo.

¿Cómo contrarrestarlo?

Dándoles por su lado, porque a fin de cuentas lo hacen porque nos quieren. Sí, así de cursi. Y a veces hacerles caso no está tan mal.

¿Tenemos razón al engentarnos?

Un poco, porque cuando uno ya es mayor de 18 años y se anda soplando esas conductas… es verdaderamente molesto.