¿Qué?

La construcción de Paseo de la Reforma comenzó durante el segundo imperio mexicano, con Max de Habsburgo. En ese entonces, don Max “sífilis” de Habsburgo Lorena hacía mucho tiempo de su residencia, el castillo de Chapultepec, a Palacio Nacional. Digamos que la ciudad llegaba hasta ahí, y Maxi tenía que bordear caminos sinuosos y enfangados para llegar a su amada Carlota.

¿Cómo?

Se dice que, en realidad, Maximiliano abusaba de esta lejanía para mandar decir al castillo que esa noche no iba a llegar a dormir. Esto lo aprovechaba, desde luego, para ir a juguetear con las damas de alcurnia de la época. Para evitarse esto y darle gusto a su esposa, mandó construir el que llamó “Paseo de la Emperatriz”, y su trazo terminó en 1866, a cargo del ingeniero austriaco Luis Bolland.

¿Y esto qué tiene de especial?

En esta época la avenida no estaba abierta a los transeúntes regulares (la raza, pa’ acabar pronto). Por lo tanto, era un sendero totalmente aristocrático para uso ecuestre (para montar a caballo, pues). Lo malo es que cuando mataron a Max, la avenida se quedó a medias.