No entendemos bien de la cosa místico-astrológica, pero el punto es que las fechas de nuestro nacimiento, en algunos casos, nos marcaban nuevos signos para adoptar. La nueva lista del Zodiaco quedaba de la siguiente forma:

Sagitario: diciembre 18 – enero 18
Capricornio: enero 19 – febrero 15
Acuario: febrero 16 – marzo 11
Piscis: marzo 12 – abril 18
Aries: abril 19 – mayo 13
Tauro: mayo 14 – junio 19
Géminis: junio 20 – julio 20
Cáncer: julio 21 – agosto 9
Leo: agosto 10 – septiembre 15
Virgo: septiembre 16 – octubre 30
Libra: octubre 31 – noviembre 22
Escorpio: noviembre 23 – noviembre 29
Ofiuco: noviembre 30 – diciembre 17

O sea que la princesa que se había tatuado dos pecesitos en el pie empezó a sufrir de traumas severos por el cambio, como todos los astrólogos de pacotilla que habían vendido predicciones con un año de caducidad. El pánico invadió la mente de los ingenuos.

Lo que es más, algunos tuvieron que adoptar la identidad de Ofiuco, una de las 88 constelaciones modernas que representa al hijo de Apolo, maestro clásico de la medicina.

"¿Qué voy a hacer con mis camisetas de Escorpión?", se leía en algún twit.

La ventaja es que en poco tiempo los muchachos de la fuente se pusieron las pilas y aclararon el conflicto: los occidentales seguimos un calendario rígido, por lo que nuestros signos zodicales permanecerán iguales hasta el fin de los tiempos. Es en el Oriente donde la cosa cambia, porque allí sí se basan los calendarios en movimientos celestes y todas las especulaciones aplican.

Sé que les sacaron un susto, pero al menos ya saben qué signo son cuando lean horóscopos en China. Ay, nanita.