¿Eres de los/las que dicen “no, no soy flojo: estoy guardando energía”? Pues alégrate porque la ciencia está de tu lado.

Resulta que se ha demostrado que la pereza puede ser una “táctica” del cuerpo humano para reservar energía y usarla cuando realmente sea necesario.

En 2008 un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Swansea, Reino Unido, demostró que en general existen dos tipos de personas: las que les cuesta salir de la cama (comúnmente clasificadas como perezosas) y las que son madrugadoras.

Esto tiene que ver con dos genes que modifican los niveles de ácido ribonucleico (ARN), el cual determina qué tan activo es alguien. Estos genes son REV-ERB y Per2, y están relacionados con el sueño y la vigilia. Los madrugadores suelen tener más del segundo porque su actividad aumenta alrededor de las 4 am y la máxima actividad del primero suele darse entre las 4 y 5 de la tarde, lo que hace que ciertas personas sean “nocturnas”.

Cuando se altera cualquiera de estos genes, se aumentan o disminuyen los niveles de movimiento, por lo que las personas se hacen más flojas o más activas.

Flojera de hacer ejercicio

El investigador Gregory Steinberg de la Universidad McMaster de Canadá descubrió en 2011 que entre más ejercicio hagas, las mitocondrias (parte de la célula que da energía) aumentan en tus células, lo que propensa el movimiento, se acumula más energía y te dan ganas de hacer más ejercicio.

Pasa lo contrario con las personas pasivas porque sus células tienen menos mitocondrias. Por la misma razón cuesta trabajo regresar a hacer ejercicio después de dejar de hacerlo por un tiempo.

Por otro lado, Panteleimon Ekkekakis, profesor de la Universidad Estatal de Iowa, encontró que los niveles de oxígeno de cada persona y su capacidad pulmonar inciden directamente en su voluntad de moverse.

También el ambiente influye

Bruce Lipton, biólogo molecular estadounidense, afirma que más que los genes, el ambiente tiene que ver con nuestro nivel de flojera, porque si requerimos menos esfuerzo, habrá menos actividad genética.

Otros científicos afirman que la pereza o el no movimiento son respuestas del cuerpo ante el estrés, la competencia social, lo vertiginoso, las heridas emocionales y los miedos.

Ahí tienes varias justificaciones científicas para ser flojo. ¿Qué opinas?

También lee:

Manual de Procrastinación

7 formas de fingir que trabajas

No dejes para mañana lo que puedes hacer pasado mañana