Ah, la ternura. Los niños son una cosa muy chistosa porque, aunque a veces son lindos, la mayor parte del tiempo son un dolor en los codos. Este top sirva como tributo a los niños más odiosos, sobre todo ahora que nos enfrentamos a una de las más chocantes: la que sale en los spots del PRD. A ver cuál de los otros te chocan más.

¿Quién es?

El tierno morenito que encantó las audiencias ochenteras con su ya no tan famoso «¿De qué hablas Willis?». Pocos lo sabían, pero el señor Coleman tenía problemas hormonales, y su rostro infantil, era el de un veinteañero. Lo que era aún más castroso es que Arnold (su personaje) era un niño pre reggaetonero que por pura casualidad llegó a un pent house de Park Avenue.

¿Por qué es castroso?

Porque era un sonofabitch. El muy… hacía pedazos a su padre adoptivo, a la mucama, a su hermossisisisima hermanastra y su hermano. Parecía que no tenía conciencia. Lo peor del caso era que hacía un mini Apocalipsis en su casa y todo lo resolvía con su cachetona cara de labrador, sus ojos de Furby y la ya mencionada frase: «¿De qué hablas Willis?». Hablamos de que eras castroso, Gary.

¿Qué va a ser de grande?

Político. Siempre evadiría las preguntas y todos nos reiríamos mientras suspiramos con empatía. Maldito.

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