Aquí te diremos todo lo que debes saber sobre los vuelos en parapente. Para hacerlo no necesitas una instrucción previa ni tomar un curso larguísimo, ni nada. Los pilotos están capacitados y certificados para hacer todo por ti.

Cualquier persona que esté en pleno uso de sus facultades mentales y físicas (adulto o menor) puede volar, excepto las personas embarazadas y aquellas que pesen más de 110 kg.

Antes de volar, en sólo tres minutos los pilotos te explicarán cómo debes poner las piernas y correr cuando te lo indique, los movimientos que te pedirá hacer, etc. No es nada del otro mundo, pero veamos qué hay que saber:

  1. De entrada: ¡piérdele el miedo! Los instructores están capacitadísimos para darte seguridad y hacer que disfrutes el vuelo. De hecho, es tan arraigado este servicio en Valle de Bravo que muchos de los pilotos crecieron conviviendo con parapentes, y han aprendido el oficio de pilotos mayores o incluso de sus familiares, según me contó mi piloto. Lo suyo es un oficio y una forma de vida.
  2. El inicio te puede poner un poco ansioso/a porque tendrás que subir a una cima altísima. Después tu piloto te dirá que para agarrar vuelo, debes tomar impulso y luego correr como alma que lleva el diablo, con él a tus espaldas, y lanzarte literalmente al vacío. Obviamente, el parapente ya habrá desplegado sus alas por lo que no corres peligro.
  3. Después de perder el miedo de los primeros segundos del vuelo y de no sentir nada debajo de tus pies, abre los ojos. Lo único que queda es disfrutar, pues tu piloto hará todo.
  4. Puede que en el aterrizaje el piloto te pida moverte a los lados para nivelar el parapente y crear resistencia para ir bajando. Él te dirá qué hacer en todo momento, puedes escucharlo sin problema.

La sensación de paz que se siente en esas grandes alturas es algo que debes vivir. No escuchas nada, solamente el aire rozándote la oreja. Y a tu piloto, si es que estás muy nervioso o simplemente te cayó bien, pues pueden ir platicando durante el vuelo. Incluso puedes tomar fotos o video, obviamente amarrándote tu cámara para que no se caiga. Si no la llevas, ellos te rentan una con un costo adicional.

Tampoco necesitas ningún equipo ni aditamento extra, sólo lleva ropa cómoda, de preferencia que no te importe ensuciar por si tu aterrizaje o despegue son “accidentados” (es decir, si te tropiezas o algo así, pues puedes raspar tus rodillas –a mí me pasó, pero porque fui torpe-, pero de ahí en fuera la actividad es muy segura). Si eres friolento/a, lleva una chamarra gruesa o una bufanda para no respirar el aire frío directamente.

El aterrizaje puede ser suave o “movidón”, dependiendo de las condiciones del viento o de la forma en la que lo quieres. En mi caso, fue extremo, porque dimos muchísimas vueltas como tornillo o tornado hacia abajo y el piloto sólo me pedía que me moviera a la izquierda o a la derecha cada 2 segundos o algo así, por lo que acabé mareadísimo pero muy feliz, porque justo antes le comenté que quería una experiencia un poco extrema.

Si te gustan los juegos mecánicos y no te mareas fácilmente, vale la pena que se lo digas al piloto para que haga algo “especial” para que disfrutes más tu vuelo. Si no, el aterrizaje puede ser muy suave.

Obviamente, debes mover los pies como si estuvieras corriendo en el aire antes de aterrizar porque si no terminarás con la cara en el pasto (haz de cuenta como cuando Mario Bros. brinca y mueve sus piecillos en el aire).

Algo chistoso es que justo en la “pista” de aterrizaje hay señoras que al instante te venden comida y pastillas para el mareo. Hay hasta limoncito y refresco de cola, pa’ la nausea, por si ocupas, ¿verdad?, básicamente…

Continúa. En la siguiente parte te decimos cuánto cuesta y dónde puedes hacer parapente.