¿Qué?

Cuando Juárez entró al poder, lo que menos le importaba era continuar con la afrancesada obra del güerito austriaco. Entonces el otrora Paseo de la Emperatriz fue nombrado Paseo Degollado y por fin la gente pudo darse gusto paseando por sus aristocráticos derredores.

¿Cómo?

Pero de repente don Beno vio una gran oportunidad para nombrar a este paseo como actualmente lo conocemos (y es que la Reforma estaba de moda en la época). Finalmente, el presidente Lerdo de Tejada lo remodeló con un terraplén y un puente, todo al parecer muy a las carreras, pero por lo menos ya servía.

¿Y esto qué tiene de especial?

Éstas fueron las primeras obras de gran envergadura, en términos de ingeniería y cimentación, que tuvo el Paseo de la Reforma. Más tarde, durante el porfiriato, se le dio ese carácter europeo tan acá. Como don Porfis estaba virtualmente obsesionado con Francia, el Paseo de la Reforma se convirtió en la avenida más in de la ciudad. Se le plantaron árboles, se le puso alambrado público harto sofisticado, y ya desde entonces (y antes) estaban las características bancas de cantera. “Cabe mencionar” que a los lados de Paseo de la Reforma estaban las casas más finas y hermosas que nuestras mentes plebeyas puedan imaginar.