¿Pero cómo?

Oquei, vamos a alumbrarnos con velas, pero en contraparte vamos a dejar de enajenarnos con todos los aparatos electrónicos que nos quitan concentración y tiempo: los videojuegos, la tele, el DVD y el cine, y sobre todo: el maldito internet. En la aburrición “extrema”, no nos quedaría de otra que ponernos a estudiar, hacer nuestras tareas o leer.

¿Y de veras pasaría esto?

No estamos seguros. Si uno quiere desconcentrarse, lo hace: ya sea con la tele o con una caja de 25 velas de colores. La verdad, lo dudamos mucho.

¿Estaríamos mejor así?

Sin duda. No es que seamos como esos viejitos contra la modernidad que condenan los avances tecnológicos, pero es muy cierto que tantas distracciones nos apartan de lo verdaderamente importante. Lo malo es que todavía nadie sabe qué es lo verdaderamente importante.