Recomendamos especialmente:
¿Por dónde empezar? Cómprate un panquecito de vainilla por $15 y quédate como bobo mirando una pantalla Samsung. Luego despilfarra $100 para que un tipo con pincel en mano transcriba tu nombre en coreano (un objeto de primera necesidad). Llévate después unos finísimos calcetines con la bandera de Corea estampada, o pídele al muchachito sonriente que mejor te despache unos con la de México (y escucha como te dice: “pala el 15 de septiemble –seguido de risas idiotas que se prolongan por minutos). Finaliza con el hot dog coreano, que no es otra cosa que una vil banderilla en plato de unicel.

Es lo tuyo si…
Dices que odias a los coreanos, pero en el fondo los amas: chácharas por montones y muestras gratis de un montón de comida que en otras circunstancias te parecería abominable.