¿Por qué la extrañamos?

Porque fue uno de los primeros programas de sketches que vimos cuando éramos niños (y nos orinábamos en la cama, etcétera) y Anabel realmente nos parecía graciosa. Además, era refrescante ver a Derbez como un achichincle más de una mujer que, para completar el panorama, fue una de las únicas féminas comediantes en nuestro país (lo cual, en realidad, es una cosa muy pero muy triste).

¿Qué no extrañamos de la serie?

Mario Bezares en su eterna condición de patiño perdedor, y las cejas de Carlos Ignacio: unas cejas muy inapropiadas para un supuesto comediante. Eran cejas de miedo, demasiado tupidas y negras y oh, creo que ya orinamos otra vez la cama.

Si hoy hicieran el remake, ¿se parecería a?

El Show de Ellen, que en realidad es un programa de variedades, pero Anabel era un programa de sketeches y no una serie, así que en general ya arruinamos el listado. Por supuesto, no podemos comparar la gracia natural de Ellen DeGeneres con la gracia más bien awkward de Anabel Ferreira, si es que puedes llamarle gracia a lo que en realidad es extravagancia mezclada con un poquito de pena ajena.