¿De qué se trata?
Básicamente con que sean sonrientes contigo, es suficiente.

¿Por qué se agradece?
En primer lugar porque es SU trabajo. Pero bueno, va más allá de eso. Se trata de que les guste su chamba, ojo que no es lo mismo que ser besamanos, pero la cortesía, la sonrisa, y la buena actitud siempre se agradece. Y obviamente, tu mesero también agradece que su amabilidad sea remunerada con una buena propina.

Posibles escenarios fallidos
Los meseros que parecen más bien “servidumbre torturada”. Claro que muchas veces no es por ellos, sino por el lugar, que los obliga a bajar la cabeza y atender a comensales soberbios.
Son tan, pero tan amables que caen mal.
La amabilidad es forzada, como si se tratara de un manual que estudiaron. Cuando algo se sale del molde, no saben cómo actuar.