Salman Rushdie es un tipo afable, carismático. Se nota que le gusta hacer comentarios cargados de humor corrosivo. Tuvo que vivir oculto durante casi toda la última década del siglo 20 porque su cabeza tenía un precio y había gente, fanáticos islámicos principalmente, dispuesta a cobrar esa recompensa.

Tal vez por eso nadie como él para conocer el poder de la palabra escrita. “Las palabras en las páginas suelen ser más fuertes que las fuerzas que las atacan”, dijo en el Hay Festival, el fin de semana.

“Por ejemplo la poesía de García Lorca ha probado ser más fuerte que la falange, los escritores de la Unión Soviética, cuya obra en muchas ocasiones fue destruida, han demostrado ser más entrañables que la Unión Soviética. La literatura es fuerte, los escritores son débiles. Es fácil atacar el cuerpo del escritor, encarcelarlo, asesinarlo, pero tenemos que pensar en defender a los autores porque de algún modo la obra sobrevive.

“Pero no sólo a los escritores. Vivimos en una época en la que son importantes los periodistas; actualmente se han convertido en blancos específicos en muchas zonas de conflicto. Y si ellos no hicieran su trabajo, nosotros no sabríamos nada, así que esta es otro tipo de defensa literaria heroica que deberíamos hacer: deberíamos ver qué podemos hacer para proteger mejor a los periodistas”, aseguró.

En 1989, en Irán, Rushdie fue condenado a muerte por el ayatola Jomeiní debido a que consideró blasfemo contra el islam su libro Los versos satánicos. “Han pasado más de 25 años (de aquello), fue hace mucho tiempo. Lo siento como algo que me pasó en mi vida, pero que ya no forma parte de mi vida, es como un episodio. Y la razón por la que esperé tanto en escribir un libro sobre eso es que quería sentir que era el fin de la historia. Ahora que escribí al respecto, quedó en el pasado y simplemente estoy regresando a la vida ordinaria de un escritor”.

Además de Los versos… otro de sus libros fundamentales es Hijos de la medianoche, su segunda novela, publicada en 1980. Aludir a ella le permitió hablar de “las verdades oficiales”.

Una vez más candidato al Nobel, aunque no entre en el top 5, asegura que ese premio no le quita el sueño. “Si los excelentes caballeros en Suecia sienten que lo merezco, estaré muy agradecido”.

Cuando alguien pregunta su opinión sobre el conflicto de Estados Unidos con el Estado islámico, Rushdie dice: “Primero que nada vine aquí a hablar de literatura, no de política. Mi punto de vista es igual al tuyo, creo que este nuevo ejército es un peligro y tiene que ser confrontado y además no sólo es Estados Unidos contra ellos, sino que hay 20 o 30 países involucrados y más países anexándose diariamente. Es una batalla importante, pero mi opinión no es muy diferente que la de cualquier otra persona”.

-¿Cómo sobrevive un hombre que fue condenado a muerte por el ayatola Joumaní?, le preguntan.

-No sé, buena comida, buen sexo, viajes al extranjero. Y no sé si te has dado cuenta que el ayatola Joumaní ya murió.

Salman también se presentó el domingo en el DF, charló con la escritoraCarmen Boullosa en el Museo de la Ciudad de México, en el marco del décimo quinto aniversario de la Casa Refugio Citlaltépetl.

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