¿Qué sucede cuando dos vidas opuestas se encuentran? Odiseo Bichir y el director Diego del Río platicaron con nosotros sobre la puesta en escena de Buenas personas, obra de David Lindsay-Abaire.

Hay una línea muy delgada que separa la voluntad de la predestinación. ¿Realmente dirigimos nuestra vida o, cuando nacemos, ya están escritos todos los pasos que daremos? ¿Qué sucedería si intentáramos ir contra lo que no puede cambiarse? Buenas personas, obra de teatro escrita por David Lindsay-Abaire (dramaturgo y guionista estadounidense que ganó el Premio Pulitzer en 2007 por Rabbit Hole), es una reflexión sobre el destino, el factor suerte y aquello que determina la dirección de nuestros pasos.

Cuéntennos sobre Margarita y Miguel, los personajes principales de la obra

Diego del Río: Margarita es una mujer de 47 años que vive en Ecatepec y tiene una hija con retraso mental. Al inicio de la obra, ella es despedida de su empleo. Entonces, una amiga le propone buscar a Miguel Díaz, un amigo de la infancia que logró salir del barrio y tiene una vida muy distinta. Pero su encuentro será el choque entre dos maneras de mirar la realidad.

Odiseo Bichir: Miguel Díaz, mi personaje, es un endocrinólogo y filántropo con cierto prestigio social. Sin embargo, hay aspectos de su personalidad que nos harán preguntarnos si es una buena persona. Es perturbador descubrirnos a nosotros mismos y a quienes amamos con ángulos que nos decepcionan o atemorizan.

¿Qué revela la historia sobre la naturaleza humana?

DR: Es muy fácil juzgar las decisiones y los actos de los demás desde nuestra individualidad. La obra te obliga a ver a los otros de forma distinta. Los personajes son seres humanos que, moralmente, no están por arriba de nadie. Me gustaría que el público mire a quien está a su lado y diga: “Yo no sé cuál es su historia”.

OB: Este tipo de teatro tiene un sentido del humor inteligentísimo y, al mismo tiempo, nos hace encontrarnos con partes de nosotros que necesitan verdadera atención; la obra entra con potencia a centímetros de nuestras propias interrogantes. Proyectamos en los demás lo que no queremos reconocer en nosotros mismos.

¿Qué otros temas aborda Buenas personas?

DR: El destino es un tema importante. ¿Qué determina que yo esté parado aquí, justo en este momento? ¿Realmente depende de lo que he hecho o hay algo manifiesto ahí? La predestinación es un concepto cruel. Yo no quería que esta obra fuera melodramática. Al contrario, es visceral. La realidad es así. Los personajes sufren, ríen, no se detienen y al final del día reaccionan frente a una realidad cruda.

¿Cómo describes la puesta en escena?

DR: Es una obra de realismo norteamericano. Con pocos elementos se evoca el espacio. Esto me interesó mucho porque quería una concentración absoluta en el trabajo del actor y en las palabras del autor.

¿Cuáles son las referencias de la obra?

DR: Buenas personas continúa con una investigación personal, a nivel estético, que ya había hecho en Mi hijo sólo camina un poco más lento. Me interesa no sacar a los actores del espacio, que ellos muevan todo. Poner solamente una silla, una mesa, un elemento. Muchas influencias son inconscientes; en mi caso hay mucho de Peter Brook y su espacio vacío, y de la inmediatez del teatro argentino.

Buenas personas

De: David Lindsay-Abaire. Dir: Diego del Río. Con: Arcelia Ramírez y Odiseo Bichir.

Dónde: Teatro Milán (Lucerna 64, col. Juárez).

Cuándo: viernes, 21:00; sábado, 17:30 y 20:45; domingo, 17:30. Hasta el 7 de octubre de 2018.

Cuánto: $500.

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