La trufa, originalmente llamada ganache en su natal Bélgica, fue nombrada así por su parecido en forma y textura a las setas del mismo nombre. Su composición básica es de chocolate amargo, mantequilla y azúcar fina. Los bombones, por su parte, tienen los mismos elementos que las trufas pero hay una diferencia en su consistencia: el chocolate que se muerde y separa el exterior del relleno es macizo. Al parecer esto es a lo que se refería Forrest Gump cuando decía que la vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te va a tocar.

Busto de toronja o tamarindo
Estos sugerentes figurines (perfectos para una sútil insinuación en este mes del amor) son una creación del chef chocolatero José Ramón Castillo de Qué Bo! Para complementar esta experiencia frutal puedes armar una cajita con opciones de maracuyá, fresa (en forma de labios) y azafrán. Si prefieres algo más tradicional la opción es la trufa de manzana con canela o los "músicos" , con trocitos de frutas secas a la vista.

Trufa con tequila
Una muestra de que el cacao va muy bien con algo tan mexicano como el tequila. En L’Atelier du Chocolat esa mezcla del chocolate de leche con la potencia de un trago de tequila resulta en una combinación de textura suave y tersa con un centro de sabor que no da un golpe al paladar, sino
que se va extendiendo por cada rincón de la boca.

Ganache de trufa
El clásico ganache que normalmente funge como un betún o cubierta de chocolate, en esta presentación llega con una consistencia de pastel extremadamente suave y esponjoso. En el Bistro Charlotte lo sirven con una reducción de frambuesa que complementa su acidez, la dulzura y amargura del chocolate. En pocos lugares presentan un sabor tan directo, explosivo e inesperado, lo que lo hace un postre imperdible.

Trufa de Camembert y arándano

El queso, el chocolate y las frutas van juntos, la historia nos lo ha enseñado. En Fuga Chocology, toman esta idea y la convierten en una bomba de sabor donde la acidez del queso y el arándano deshidratado pelean con la dulzura del chocolate. Los sabores son fuertes y todos protagonizan en la boca pero eventualmente se mezcla todo y la batalla se reduce a una tregua de gustos y un memorable after taste.

Trabajar con chocolate es hacer artesanía con algo que desde el inicio fue nuestro. José Ramón Castillo, Quebo!

Trufa con nuez y coco
Para toda vertiente de chocolate hay un clásico y para la trufa éste es uno de los más representativos. A diferencia de los demás tipos, donde las texturas son de complexión suave, aquí cada mordida viene con un crunch que varía entre la dulzura del coco y ese sabor a madera de la nuez. En la Petite Belgique, el aroma del coco te lleva directamente a una cesta donde las trufas llaman a tomarse con los puños y llevarse más de una bolsa. El color entre blanco y marrón que cubre esta refinada trufa le da un toque elegante, como si estuvieran listas para ser envueltas como regalo.

Bombón de limón
No es nada difícil identificarlos en la vitrina de chocolates, estos bombones están decorados con un llamativo color verde. Un anuncio visual que anticipa el toque de sabor cítrico de su contenido. El praliné con que los rellenan en Tout Chocolat tiene la particularidad de mantenerse en la consistencia ideal para escurrirse un poquito fuera de la base y producir una grata experiencia justo al momento de morderlos.


*Todas las direcciones y teléfonos de los lugares que aquí te proponemos están en este link.