A la secretaria cincuentona, solterona y trabajadora llévala
a comer a Sanborns. Asegúrate de que el horario coincida con el del tecladista, pues seguramente tocará algo de Juan Gabriel, José
José o alguno de esos temas
melancólico-romantiqueros que le encantan.
Pero bueno, después de todo…
¡QUE VIVAN LAS SECRETARIAS!